Al cumplirse un mes de la extraña desaparición de una joven madre, que salió de su casa en Llano Jorge para dirigirse a la residencia de su suegra, en San Antonio del Táchira, municipio Bolívar, no existe ni la más mínima idea de su paradero.
Con la desaparición de Flor Angélica Delgado Mundarain, de 18 años de edad, el 12 de julio, se especula que el número de personas en igual situación sobrepasan los 20, tanto en Ureña como en San Antonio; hechos que solo unos pocos han salido a la luz pública, por cuanto familiares de los restantes, se limitan a formular la denuncia ante los organismos de seguridad.
Sin embargo, es bien conocido en la frontera que ese es el rumor que se corre en baja voz, en los últimos meses.
A Delgado Mundarain también parece habérsela tragado la tierra. No ha habido una llamada, una pista que les diga a sus familiares cómo y dónde está. Ese sábado que salió de su casa, en el barrio Juan Vicente Gómez, sector Terrazas, en Llano Jorge, conducía una moto que le prestó un vecino. El pequeño vehículo tampoco ha aparecido.
La angustia de la familia es bien fundamentada, Flor Angélica nunca se había ausentado por tanto tiempo, y menos, dejando abandonada a una bebé de apenas un año de edad.
Su teléfono celular continúa apagado. Su búsqueda se ha extendido más allá de la frontera venezolana, pero sin ninguna respuesta. Pusieron a disposición el número telefónico 04161393681, para quien tuviera información veraz sobre su paradero, se los hicieran saber, pero a más de un mes, la llamada no ha llegado.
Recordaron que la muchacha es de baja estatura, de piel trigueña, pelo liso, castaño, contextura delgada; luce dos tatuajes, una mariposa en la espalda, y una flor con tres estrellas en la pierna izquierda. Vestía para el momento de desaparecer, un jeans azul, una blusa beige y calzaba sandalias negras.
Cortesía La Nación

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