Para Taydalak Daza, la
madre de Christian Vieri Gamarra Daza, de 12 años de edad, no hay consuelo; su
rostro desencajado, sus ojos hinchados y el poco aliento con el que habla,
dejan entrever el dolor profundo que invade
su alma ante la repentina partida de su único hijo varón, el tercero de
los cuatro que tuvo con su esposo, con quien ya no convive desde hace más de un
año,
Y no es para menos. Su
hijo murió, ahogado, mientras se supone que se divertía, junto con otros niños
del barrio “Hugo Chávez Frías”, en Ureña. El niño era de nacionalidad
colombiana y estudiaba quinto grado en la escuela “Carlos Pérez Escalante”, en
Cúcuta, aunque desde siempre vivió con sus padres y hermanas en
territorio venezolano.
La desgracia llegó al seno
de su humilde hogar, este jueves. Taydalak y su esposo permitieron que
Christian participara en un plan
vacacional que desarrolla el Gobierno
nacional en todo el país, por esta fecha, bajo la coordinación de las
gobernaciones y promovido por los
consejos comunales de cada sector, para disfrute de los niños y adolecentes de
entre 5 y 16 años, cuyas familias no cuentan con los recursos necesarios para
inscribirlos en uno pago.
“Este jueves los llevarían
a la piscina del hotel Aguas Calientes. Solo niños de 12 a 16 años, como 60
acudieron. A algunos los buscaron en los jeep de los consejos comunales, a otros los llevaron sus padres, después del
mediodía. Su papá llevó a Christian. Se quedó un rato con él, hasta que un
recreador le dijo que se podía ir, que ellos se harían cargo de los niños”,
contó sollozante la dama.
Dijo que ignora cómo
ocurrió todo, pero hay rumores que indican que, en el transcurso de la tarde, algunas personas fueron
alertadas de que “un niño se está ahogando”, pero que supuestamente nadie hizo
nada, pues de haber allí un salvavidas, otra sería la historia que contaría hoy Taydalak.
“Yo no sé qué pasó. Un
vecinito me dijo después que vio a un niño que se ahogaba, pero no se dio cuenta de que era Christian. Que
hubo adultos que escucharon eso, pero nadie hizo nada. El hecho es que yo
presentía algo. Regresaron al barrio todos los niños que estuvieron en la piscina y nadie me sabía dar
razón de mi hijo. A unos niños los
mandaron desde el hotel, a pie; a otros los llevaron a sus casas en los jeeps.
A las 7 de la noche ya no podía con la angustia. Me fui para el hotel y allí vi
a mi hijo, el Cicpc lo estaba sacando de la piscina. Cómo es posible que esto
haya pasado”, se pregunta incrédula.
Indicó que el grupo del
plan vacacional abandonó la piscina entre las 4 y 4:30 de la tarde. “Pero cómo,
nadie vio a mi hijo cuando se ahogaba, o su cadáver, al ahogarse. Todos se
fueron de la piscina y lo dejaron abandonado. Ni siquiera los encargados del
hotel supieron darme explicación, no
quisieron hablar conmigo. O sea, si yo
no voy al hotel no me hubiera enterado de que mi hijo estaba muerto. No es
justo”.
“Hubo negligencia por
parte de los recreadores; no prestaron la debida atención a los niños.
Christian tenía 12 años, era muy alto, pero un niño al fin, que poco sabía
nadar. Hasta donde Dios me dé vida,
buscaré que su muerte no quede impune, porque me han quitado lo más
hermoso que tenía, un niño tierno, dulce, que me amaba y soñaba con ser jugador
de fútbol”.
Dijo finalmente que
representantes de la Gobernación del Táchira se comunicaron con la familia para
informarle su disposición de cubrir todos los gastos funerarios del pequeño
Christian.
De La Nación para Periódico Sucesos
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