Se llama Carlos
Amodei, es argentino, de Córdoba, y firma como médico que ostenta doctorado o
Ph.D. En su cuenta Twitter se autodefine como especialista en sociobiología de
la mente humana. Él ha incendiado el debate sobre la medicina mundial: denunció
en un video en Youtube, que el virus del chikungunya fue creado en laboratorios
para comercializar luego su tratamiento.
No
sería la primera vez que un estudio acusa a las grandes firmas de laboratorios
de crear epidemias y sus respectivas curas, para vender millones de dólares en
medicamentos que dan mágicamente el alivio. En esta oportunidad, Amodei lanza
acusaciones mostrando como evidencia las páginas de internet donde aparece el
registro de “creación” del temible chikungunya.
¿Por
qué aparece registrado en páginas de Internet? Porque todo fue patentado en las
oficinas de Estados Unidos y, esa información, una vez legalizada, es publicada
en páginas oficiales, describe. El galeno se tomó el trabajo de revisar las
páginas para verificar la procedencia del virus, ya que siempre ha desconfiado
del sistema de salud mundial y su operatividad reptiliana.
“El
chikungunya es un virus transmitido por mosquitos. El aedes aegyptis, el mismo
que transmite el dengue. Esta especie de nueva pandemia (como otras) son todas
manipuladas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), o mejor dicho, la
Organización Mafiosa de la Salud. Ellos distribuyen enfermedades para dañar la población
y para que los laboratorios puedan obtener créditos económicos. El virus está
patentado desde el 2005. Estamos hablando de un virus que da un crédito
económico”, dice tajante.
Aunque
Amodei insiste en su teoría del mal, la OMS no se ha hecho eco de sus
señalamientos. Por el contrario, desde la organización han descrito que: “No
existe ningún antivírico específico para tratar la fiebre chikungunya. El
tratamiento consiste en aliviar los síntomas como el dolor articular, con
antipiréticos, analgésicos y líquidos. No hay comercializada ninguna vacuna
contra el virus ”, aclaran.
Sin
embargo, Amodei los califica de mentirosos y les lanza un torpedo verbal:
“(Ellos) dicen que no hay vacuna para esto. Ya les voy a demostrar que la OMS
miente. Hay patente de ella”. Él muestra tres páginas de internet reveladoras.
En la primera se lee: “Virus chikungunya clones infecciosos y usos de los
mismos”. Como inventores de los clones del virus aparecen Stephen T. Higgs,
Dana L. Vanlandingham y Konstantin Tsetsarkin, y el solicitante de la patente
es la Junta de Regentes de la Universidad de Texas.
La
invención del clon fue producida con fondos obtenidos del Instituto Nacional de
la Salud, y por tal razón, citan los investigadores, “el gobierno federal tiene
derechos sobre esta invención”. Cuando describen el por qué crearon un clon de
un virus, explican que la manipulación genética de estos clones les
proporcionaría un vehículo para la vacuna, tanto para “Chikv” como para otros
agentes etiológicos: “Los clones producidos en la presente invención se pueden
utilizar para expresar nucleótidos de interés, genes heterólogos, genes para la
sobreexpresión, y para evaluar la función de genes en una variedad de
organismos”.
“La
OMS miente. Se ha patentado este virus para su utilización.¿Increíble no? ¡Un
virus que tiene dueño! Para colmo, en el 2010 crearon las moléculas para
inhibir la fiebre y combatirlo”, agrega. El galeno, en su afán de desmontar lo
que considera una gran mentira, denuncia que la patente sobre la creación de moléculas
para inhibir la fiebre del virus, tiene como inventores a los investigadores
Lucile Warter, Jean-Pierre Abastado, Alessandra Nardin y Cheng-I Wang.
Posterior a ese paso, patentaron también una composición de vacuna que
comprende una cepa del virus chikungunya inactivada, creada por los
investigadores Krishna Murthy Ella y Sumathy Kandaswamy. “En el 2011 se patentó
la vacuna contra el chikungunya. Estamos hablando de virus, cura y a la vez
vacuna de una epidemia que todavía no había comenzado en el mundo”, sentencia
Amodei. Sin embargo, aunque la epidemia del chikungunya ciertamente no se
despertó sino hasta el 2014, tampoco puede decirse que el virus fue creado en
laboratorios apareciendo de la nada, sino que, es conveniente aclarar que,
según lo que describe Amodei, en los laboratorios se hizo un clon del virus que
ya existía.
Buscando
historia sobre su primera aparición se encuentra que la OMS cita en su portal
digital que el virus hizo su “debut” en 1952, al sur de Tanzania. De hecho fue
bautizado chikungunya porque atacó a los grupos étnicos llamados Makonde, que
hablan la lengua Kimakonde en ese país. Y la palabra traduce en esa lengua
“doblarse”, una característica de quien se enferma, porque los encorva el
fuerte dolor articular.
“Es
increíble que tengan vacunas antes que aparezca la enfermedad. Les hacía falta
una epidemia para empezar a servir. La vacuna, incluso, ya ha sido probada en
adultos saludables, según se distingue en la página de ClinicalTrial.gov, de
Estados Unidos. La OMS dice que no hay cura, ni vacuna. Y miente. Porque en
realidad ya estaba patentada la vacuna.
En
realidad también hay un estudio del 2013, donde habla de las perspectivas que
puede llegar a tener este virus. Contiene un estudio de marketing donde se
explica si la vacuna sería rentable o no, así como, las zonas y sectores
poblacionales donde podría comercializarse mejor”, desnuda el médico con ácido
verbo.
Ciertamente,
ese estudio del cual habla Amodei puede verificarlo en la página digital de la
Publical Medical Center, de Estados Unidos, donde se distingue, entre otros
puntos, que ese tipo de virus es difícil para hacer grandes mercados, porque,
con aplicarse una sola inoculación bastaría para protegerse para siempre. Sin
embargo, los investigadores destacan que, pese a ello, económicamente podría
ofrecer un alto impacto, pese a su fatalidad escasa, de apenas 0,1%.
De
entrada, ellos ubican los posibles mercados donde pueden comercializar: la
población que habita en zonas endémicas del trópico, y también obtendrían buen
lucro al promocionarla como uso obligado entre personal militar que suele
acudir a esas zonas endémicas, así como, entre turistas, siempre y cuando
aumenten su publicidad. La última advertencia de Amodei es: “Dentro de poco,
van a hacer marketing del miedo. Pondrán mucha información en los medios para
vacunarte. ¡Ten cuidado con esas vacunas! Poseen virus recombinantes para
cambiar tu ADN. Lo que hace siempre la industria de las vacunas para tratar de
vender más, es crear la epidemia para introducir las vacunas, pero, la misma
vacuna es la que produce la epidemia…”.
Desde
el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos,
llegaron noticias en agosto de la primera vacuna contra el virus de la fiebre
chikungunya que se probó en humanos y superó con éxito los ensayos clínicos
iniciales. El negocio está servido.
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