Casi dos años sin recibir
vuelos comerciales tiene el aeropuerto
internacional Juan Vicente Gómez, de San Antonio del Táchira, según el
seguimiento que han hecho personas y
trabajadores afectados por la inoperatividad de esta terminal aérea fronteriza.
Sin duda alguna que la
soledad que se observa en el aeropuerto, sin viajeros y con las taquillas de
las aerolíneas desocupadas, contrasta
con la aglomeración de usuarios
que diariamente se percibe en la
terminal aérea de Santo Domingo. Tanto los usuarios como los
trabajadores y taxistas que conocen ambas instalaciones
aeroportuarias también señalan que las
condiciones de infraestructura y
servicios son completamente diferentes.
En la terminal aérea de la
zona sur del estado las áreas destinadas a los pasajeros son bastante reducidas e incómodas, mientras que en San Antonio
hay ambientes amplios y acondicionados, producto de la millonaria inversión que el Gobierno ha realizado, pero
lamentablemente es un aeropuerto inutilizado.
Carlos Camacho, socio de
la empresa de taxis que ofrece el
servicio en el aeropuerto de San Antonio,
afirma que desde agosto de 2013
no arriban vuelos comerciales a
esta terminal. Por su parte, otras fuentes señalan que hasta
octubre del año pasado la aerolínea
Conviasa mantuvo programados dos vuelos semanales por este aeropuerto, pero pasaban semanas sin
poder aterrizar las
aeronaves por las condiciones adversas
del tiempo. Por eso, tal vez, los
trabajadores que dependían de la
operatividad de la terminal aérea sostienen que tiene casi dos años sin recibir
vuelos comerciales.
“El aeropuerto de San
Antonio no está cerrado, sino sin
operaciones”, explica un trabajador para tratar
de definir la situación.
Como siempre se ha
repetido, hay aerolíneas interesadas en
abrir vuelos comerciales, pero el asunto
sería la restricción que, debido a las condiciones del viento, mantiene el Instituto Nacional de Aeronáutica
Civil (Inac).
Debido a esta
restricción, las aeronaves
con capacidad para 70, 90 o más pasajeros, apenas
podían aterrizar o despegar
con un máximo de 35 pasajeros, lo cual
hizo insostenible la operación
para las aerolíneas, hasta que
una a una decidieron
suspender los vuelos.
La última fue la aerolínea
estadal Conviasa, que ahora solo mantiene una taquilla para la venta de
pasajes para viajar por Santo Domino,
pero los usuarios
pocas veces encuentran boletos.
Las demás taquillas de las aerolíneas están desocupadas.
La mayoría de los
concesionarios de los locales comerciales también se retiró de la terminal
fronteriza, solo quedan dos puestos que
venden pasteles, refrescos y otros comestibles a los mismos trabajadores del
aeropuerto de San Antonio, dependientes de Bolivariana de Aeropuertos (Baer),
que sumarían más de 60 personas.
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