Llegó desde San Cristóbal
por las trochas para sentir de cerca el destierro al que fueron sometidos los
habitantes colombianos de la invasión y decidió entrar en una huelga indefinida
de hambre y silencio en rechazo al cierre fronterizo y la expulsión masiva de
nuestros ciudadanos.
Le entregó a la defensa
civil un manuscrito con sus impresiones de lo que está sucediendo para que las
comunique a la prensa y en donde expresa el dolor que sintió a ver lo que está
pasando en la frontera.
"Dice que siente
dolor ajeno y que es una vergüenza lo que está pasando con los colombianos, que
le produce repulsión lo que hace su gobierno y que va a estar ahí hasta que se
reabra la frontera o hasta que su salud se lo permita", señaló el voluntario
de la Defensa Civil que lo atendió cuando se encadenó.
Este abogado presenta un
cuadro de hipertensión por lo que los médicos voluntarios de la defensa civil
lo tienen que revisar cada dos horas.
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