Omaira Villamizar aún recuerda con dolor e
impotencia el momento en que fue desaparecido su hermano, Libardo Villamizar
Montañez, hace al menos 16 años.
La tragedia de su familia la
desencadenó un grupo armado ilegal que opera en San Luis de Chucarima
(Chitagá).
Ayer, tras recibir
los restos óseos de su ser querido por parte de la Unidad de Justicia
Transicional de la Fiscalía General de la Nación, la mujer, con un gesto de
nostalgia, recordó la difícil situación que vivió con su familia a raíz de la
violencia.
“Vivimos muchos momentos de
incertidumbre, porque no sabíamos con certeza si estaba vivo, muerto, con
hambre, con sueño o con frío; ahora ya podemos estar tranquilos porque le vamos
a dar sepultura”, dijo Omaira.
Los Villamizar tuvieron que salir
desplazados de su pueblo natal, por culpa de los violentos.
Otras diez familias recibieron a sus
seres queridos en urnas, tras ser reconocidos luego del proceso de exhumación
que adelantó la Fiscalía.
Entre las víctimas están Marcela
Katherine Vera, May Yesid Ospina García, Álvaro Pinto Sajonero, Héctor Manuel
Prado Avecedo, Luis Francisco Urbina Quintana, Nelson Guerrero Gutierrez, Pablo
Emilio Chaparro, Sandra Constansa Espejo y William Velez Olguín.
Entre las víctimas hay dos menores de
edad, de 16 y 17 años.
Las exhumaciones se
practicaron en Tibú, La Gabarra, La Llana, Agualinda y en La Parada.
Jorge Luis Martínez, mientras cargaba
los restos de su hermano Javier Martínez Contreras, quien desapareció hace al
menos 15 años, rechazó la violencia que se vive en la región, y además, pidió a
los responsables de la muerte de su hermano que se arrepientan.
“Que sean conscientes de que ellos
también tienen padres, hijos y hermanos. Ruego a Dios para que nunca les vaya a
pasar lo que le pasó a mi hermano”, sostuvo.
Además, fue sincero al manifestar que
aún no ha podido perdonar.
“Que mi Dios los perdone; nosotros no
podemos perdonar a quienes nos causaron este dolor”, enfatizó.
Óscar Contreras, fiscal del grupo de
Exhumaciones de la Fiscalía de Justicia Transicional, explicó que luego de
ubicar las fosas y de practicar las exhumaciones, los restos se envían a un
laboratorio para lograr identificarlos a través de la genética.
Finalizó diciendo
que esperan el apoyo de la fuerza pública para practicar más exhumaciones en la
región.
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