lunes, 12 de septiembre de 2016

Mataron a ‘Hernán’, excomandante ‘para’ en Villa del Rosario

Armando Rafael Mejía Guerra, ‘Hernán’, tristemente célebre por el terror que infundió como comandante paramilitar en Villa del Rosario y quien pasó a la historia del mundo criminal en el país por ser uno de los creadores de los hornos donde los ‘paras’ incineraban a sus víctimas en el corregimiento de Juan Frío, fue asesinado el sábado en el barrio Gaitán.

Mejía Guerra, de 45 años, ingresó a las autodefensas en 1995 en la región del Urabá; luego, en el 2000, fue trasladado al Bloque Catatumbo, que operó en Norte de Santander.

Aquí, fue nombrado comandante en el Municipio Histórico, bajo el mando de Salvatore Mancuso y Jorge Iván Laverde Zapata, alias El Iguano, entonces líder del Frente Fronteras, que hacía presencia en Cúcuta y su área metropolitana.

En el 2003 fue detenido y posteriormente postulado al proceso de Justicia y Paz, tras la desmovilización del Bloque Catatumbo, el 10 de diciembre de 2004.

Según fuentes consultadas por este medio, hacía tres meses había salido de prisión y asistía, en libertad, a las diligencias de Justicia y Paz a las que era citado para darle continuidad a su proceso.

Estaba tomando cerveza

El ataque contra ‘Hernán’ se registró el pasado sábado en la calle 18 con avenida 23, a las 11:40 de la mañana; a esa hora, el otrora jefe paramilitar estaba a la entrada de una tienda tomándose una cerveza.

“Cuando se escucharon los tiros me fui para adentro; hasta que pasó todo volví a salir. Ese señor venía a la tienda de vez en cuando y se tomaba una o dos cervecitas y se iba (…) Nunca se sentaba. Él, cuando venía por acá, se quedaba donde una vecina mía”, señaló la propietaria de la tienda.

El coronel William Donato, comandante encargado de la Policía Metropolitana de Cúcuta, señaló que ‘Hernán’ fue atacado por el parrillero de una motocicleta, quien luego de bajarse le disparó, a quemarropa, en repetidas oportunidades.

Según testigos -dijo el oficial- Mejía Guerra alcanzó a reaccionar y defenderse con un arma de fuego que portaba, dejando herido a uno de los agresores; sin embargo, tanto el pistolero, como el conductor de la moto, escaparon.

Algunos parientes de la víctima que estaban cerca del lugar lo auxiliaron y lo subieron a un taxi rumbo al Hospital Universitario Erasmo Meoz. En el camino, ‘Hernán’ fue trasbordado a una ambulancia, en la que finalmente llegó al centro asistencial.

De acuerdo al parte médico, Mejía Guerra fue impactado en el abdomen, la mano derecha y en ambos brazos. Después de una hora de haber ingresado al hospital, murió por la gravedad de las heridas que le comprometieron órganos vitales.

El coronel Donato recordó que la víctima, natural de Galeras (Sucre), reportaba antecedentes penales por homicidio agravado, concierto para delinquir, desaparición, desplazamiento forzado y homicidio en persona protegida.

Móviles

“Sabemos  que la víctima perteneció al Frente Fronteras de las Autodefensas Unidas de Colombia, como cuarto al mando. Actualmente estaba viviendo cerca al lugar de los hechos y estamos verificando a qué se dedicaba”, señaló el oficial, quien no descartó la hipótesis de un posible reacomodamiento de su estructura criminal en su antiguo territorio, como móvil del homicidio.

Sin embargo, fuentes de Justicia y Paz, que pidieron no ser identificadas, le revelaron a La Opinión que Mejía Guerra, hace un mes, en una diligencia (a la cual asistió estando libre), manifestó que había sido contactado por una estructura criminal que delinque en la región y de la cual no precisó su nombre, para que se uniera a ella.

Al parecer, ‘Hernán’ le hizo saber al emisario de dicho grupo armado que no estaba interesado en volver a delinquir y por eso indagó en Justicia y Paz la posibilidad de cambiar de ciudad, de domicilio, para evitar ser objeto de este tipo de presiones.

“Recuerdo que le dije que si iba a cambiar de ciudad, de residencia, debía notificárselo a Justicia y Paz, y que, desde donde estuviera, tenía que seguir viajando a Cúcuta o conectándose vía internet cada vez que fuera citado a una diligencia dentro de su proceso”, precisó la fuente.

La barbarie

Mejía Guerra fue uno de los paramilitares que con mayor lujo de detalles describió ante la Fiscalía los hornos del horror, que ardieron entre 2001 y 2003 en Juan Frío (Villa del Rosario) y donde los ‘paras’ convirtieron en cenizas a sus víctimas, muchas de las cuales eran llevadas desde Cúcuta y otros municipios del área metropolitana por los comandantes de esas zonas. 

Como en cualquier organización jerárquica, ‘Hernán’ escudó siempre su responsabilidad en que cumplía órdenes de sus superiores, como ‘El Iguano’, las cuales no podía evadir porque también su vida corría peligro.

En una entrevista rendida ante la Fiscalía, ‘Hernán’ narró que la idea de los hornos partió de un miembro de la organización paramilitar apodado ‘Gonzalo’, quien advirtió que cuando estaba  en la guerrilla se hacía lo mismo.

Hace un tiempo, La Opinión publicó en exclusiva un archivo confidencial, propiedad de varios exparamilitares postulados al proceso de Justicia y Paz, en el que, sin ningún tipo de pudor, relatan, con excesivo detalle, los pormenores sobre 966 asesinatos cometidos en Cúcuta, Tibú y La Gabarra.

En ese archivo, la primera mención que se hace de los hornos fue por el asesinato de Jorge Enrique Ruiz Carreño, ocurrida, según ‘Hernán’, el 24 de marzo de 2001.

Ese día, se lee en el documento que conoció este medio, a Jorge lo llevaron a la parte alta del corregimiento de Juan Frío con la intención de ‘sacarle’ una información que, sin embargo, no se especifica. Alias Julio y Gonzalo (de quien no aparecen los nombres) fueron quienes lo asesinaron.

“Yo di la orden de quemarlo (…) luego se le avisó a Monsalve (quien recogía los muertos de los ‘paras’ en Villa del Rosario) para que fuera a recoger unos cadáveres. (Sin embargo) no se pudo recoger sino a uno porque el otro se deshacía. En la parte alta del trapiche (en Juan Frío) había un horno y para los lados de la finca La Carolina había otro”, relató ‘Hernán’.

‘El Iguano’, ante Justicia y Paz, manifestó que el horno de Juan Frío se construyó en 2001 con el objetivo de cremar 98 cadáveres de personas que fueron asesinadas en Cúcuta y en algunos municipios aledaños.

Asimismo, confirmó que dos años después construyeron otro horno en la finca Pacolandia, ubicada en Puerto Santander. En este sitio habían sepultado 20 cadáveres que luego fueron incinerados.

Esa versión fue ratificada por Salvatore Mancuso desde Estados Unidos, quien aseguró que los hornos tenían como objetivo no dejar huella de los crímenes ni acrecentar las cifras de homicidios en el país.

Según el periodista Javier Osuna, que escribió el libro ‘Me hablarás del fuego: los hornos de la infamia’, los paramilitares desaparecieron a unas 560 personas en los hornos de Juan Frío y Pacolandia.


Cortesía La Opinión

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