Un cucuteño, de 18 años,
fue asesinado en plena vía pública del
barrio 5 de Julio, con avenida Venezuela, en San Antonio del Táchira, municipio
Bolívar, instantes después de que cuatro sujetos en dos motos se lo llevaran
del frente de su casa.
Según testigos, Emmanuel
Rodríguez Arias, quien trabajaba como ayudante de topografía y residía en la calle 15 del mismo barrio, conversaba con
una vecina cuando los desconocidos lo obligaron a abordar una de las motocicletas.
Mientras se alejaban, el
colombiano gritaba que lo ayudaran, pero nadie pudo hacer nada. Su mamá salió
impotente a la calle. Luego, en la parte posterior del barrio se escucharon los
tiros que acabaron con la vida de Emmanuel.
Se cree que los asesinos
llegaron al barrio en busca de otro joven, pero al no encontrarlo, se lo
llevaron a él.
En el sitio estuvieron
presentes efectivos de Politáchira, que resguardaron la escena del crimen, y
luego arribaron funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales
y Criminalísticas (Cicpc), subdelegación San Antonio, que se ocuparon del
levantamiento y traslado del cadáver a la morgue del Hospital Central de San
Cristóbal.
Familiares y posibles
testigos del crimen fueron citados a declarar, con el propósito de obtener de
ellos alguna información que pueda resultar determinante para el
esclarecimiento del caso.
Dos detenidos
En otros hechos, la
Policía detuvo a otros dos colombianos y rescató a una adolescente, de 16 años,
a quien tenían encerrada en una casa y fue quemada en un 60 por ciento de su
cuerpo con agua caliente, en el sector Santa Lucía, de El Corozo.
Los hombres fueron
identificados como L. Higuera, de 43 años, compañero de la jovencita y señalado de haberla quemado, y H. Rozo, de
40, hermano del anterior.
A los hombres los
sorprendieron consumiendo droga, en presencia de dos niños (de 7 meses y de un año y medio de edad), hijos de la
joven.
Las autoridades les
incautaron en el rancho una pipa y cuatro envoltorios de supermarihuana cripy.
Al llegar la comisión
mixta, los policías derribaron la puerta, al no obtener una respuesta. Allí
hallaron a los dos hombres, drogándose, a los niños llorando, y en una esquina
del rancho, desnuda sobre una cama, a la adolescente, quejándose del dolor.
La mujer tenía quemaduras
en distintas partes del cuerpo: brazos, espalda, tórax, piernas.
Las heridas ya estaban
infectadas y de ellas expedía un olor putrefacto, sin que su compañero y cuñado
le hubieran brindado la debida asistencia médica, y que prácticamente la
mantenían allí secuestrada, en un espacio
contaminado.
La menor temía ser
evacuada por miedo a la pareja. Lloraba, estaba ansiosa y adolorida. A los paramédicos les llevó
cerca de hora y media convencerla de que
necesitaba ser atendida y, una vez accedió, fue trasladada de emergencia
en una ambulancia hasta el Hospital Central.
Allá fue donde finalmente
admitió que su compañero fue quien le causó las quemaduras.
La mujer confesó que
el pasado sábado, al mediodía, mientras preparaba el
almuerzo, el niño mayor comenzó a llorar sin parar, situación que le causó una
ira incontrolable a L. Higuera, quien,
como una manera de desahogar su rabia, tomó una olla con agua caliente y la
vació sobre ella.
Desde ese día, la mantuvo
encerrada en el rancho.
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