Tres
de 13 testigos programados por la Fiscalía, en una jornada programada para tres
días, fueron escuchados ayer, en el juicio que se adelanta contra el exconcejal
de Cúcuta Julio César Vélez González, investigado por la muerte de su
esposa María Claudia Castaño Avendaño, ocurrida en abril de 2010.
Ante el Juzgado Segundo Penal del Circuito, con funciones de conocimiento, el ente investigador presentó los testimonios de Rubén Darío Santiago Salazar, quien para entonces era el gerente de la Clínica Santa Ana a donde fue llevada Castaño Avendaño; Gladys Mongui Tamara, exjefe del servicios de urgencias quien atendió a la joven en primera instancia, y Fernando Alfonso Yáñez, técnico en balística del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía, quien efectuó el estudio del arma vinculada al caso.
Santiago Salazar indicó que promediando las 7:00 de la noche, hora en que fue ingresada María Claudia, él no se encontraba en el centro asistencial, sin embargo conoció el informe sobre el procedimiento efectuado a la paciente quien falleció a la 1:50 de la madrugada por trauma en cráneo producto de un balazo, el cual, quedó a disposición de las autoridades pertinentes.
La jefe de enfermería agregó que María Claudia llegó inconsciente a la clínica, siendo llevada a la sala de reanimación y canalizada en la mano izquierda, aclarando que solo le limpiaron la zona a pinchar.
En desarrollo de la diligencia fue proyectada el arma de fuego, propiedad de Vélez González que se encuentra bajo cadena de custodia. Se trata de un revólver Llama Cassidy, calibre 38 special junto con dos cartuchos y una vainilla, que según el técnico en balística era apta para disparar.
La defensa de Vélez alegó que los cartuchos bajo cadena de custodia eran cinco y no tres, como lo reseña un informe anterior de la Sijín, además que a dicha arma le practicaron una prueba de residuo de pólvora la cual no era permitida.
Para hoy son esperados los testimonios de Patricia Avendaño y Héctor Castaño, padres de María Claudia.
Ante el Juzgado Segundo Penal del Circuito, con funciones de conocimiento, el ente investigador presentó los testimonios de Rubén Darío Santiago Salazar, quien para entonces era el gerente de la Clínica Santa Ana a donde fue llevada Castaño Avendaño; Gladys Mongui Tamara, exjefe del servicios de urgencias quien atendió a la joven en primera instancia, y Fernando Alfonso Yáñez, técnico en balística del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía, quien efectuó el estudio del arma vinculada al caso.
Santiago Salazar indicó que promediando las 7:00 de la noche, hora en que fue ingresada María Claudia, él no se encontraba en el centro asistencial, sin embargo conoció el informe sobre el procedimiento efectuado a la paciente quien falleció a la 1:50 de la madrugada por trauma en cráneo producto de un balazo, el cual, quedó a disposición de las autoridades pertinentes.
La jefe de enfermería agregó que María Claudia llegó inconsciente a la clínica, siendo llevada a la sala de reanimación y canalizada en la mano izquierda, aclarando que solo le limpiaron la zona a pinchar.
En desarrollo de la diligencia fue proyectada el arma de fuego, propiedad de Vélez González que se encuentra bajo cadena de custodia. Se trata de un revólver Llama Cassidy, calibre 38 special junto con dos cartuchos y una vainilla, que según el técnico en balística era apta para disparar.
La defensa de Vélez alegó que los cartuchos bajo cadena de custodia eran cinco y no tres, como lo reseña un informe anterior de la Sijín, además que a dicha arma le practicaron una prueba de residuo de pólvora la cual no era permitida.
Para hoy son esperados los testimonios de Patricia Avendaño y Héctor Castaño, padres de María Claudia.
El caso
La pareja se encontraba en la que era su casa en el barrio Quinta Oriental cuando se escuchó el disparo, luego se prendieron las alarmas y la mujer fue llevada a La Santa Ana para intentar infructuosamente salvarle la vida. Desde ese momento, Vélez González ha insistido en que fue un suicidio.
Sin embargo, la Fiscalía insiste en que puede existir algún tipo de responsabilidad de su parte y lo investiga por homicidio agravado.
La defensa de Vélez espera demostrar su inocencia con 33 testimonios (familiares, concejales y exconcejales de Cúcuta), análisis de 15 peritos (incluso de Estados Unidos) y 36 documentos que confirmarán que Vélez nunca le disparó a su esposa.
La Fiscalía aseguró que cuenta con al menos 79 testigos y 152 elementos documentales para sostener que a la joven de 21 años le dispararon y no se suicidó.
De La O para Sucesos
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