Antonio
Serrano Arteaga, de 40 años, fue asesinado a bala por un pistolero que llegó
hasta donde se encontraba él, y sin importar la cantidad de personas presentes,
se le acercó, le disparó y huyó.
El crimen se registró en la avenida 27 con calle 13 del barrio Juana Rangel, a las 9:00 de la noche del sábado.
De acuerdo con las versiones, mientras la víctima estaba sentada en el andén de un billar bebiendo licor junto con otras personas, entre ellas dos de sus hermanos, llegó un hombre que minutos antes lo observaba.
El mayor Gustavo González, comandante del segundo distrito de la Policía Metropolitana de Cúcuta, reveló que “un hombre de contextura delgada y piel morena entró a una tienda cerca de donde se encontraba Serrano”.
El desconocido, según el oficial, se tomó dos cervezas y esperó hasta que recibió una llamada que al parecer le hizo un compinche que llegó en una motocicleta.
“Apenas colgó, salió en búsqueda de Antonio Serrano para dispararle”, agregó el mayor G onzález.
Luego de asegurar que el hombre muerto había resultado herido a puñaladas en un caso ocurrido meses atrás, indicó que el mortal ataque sería producto de una venganza.
“Según nos contaron, el hombre que se dedicaba a ser vigilante informal, tenía retaliaciones y la hipótesis de su muerte sería una venganza”, añadió el vocero policial en su reporte.
En su relato, el comandante del segundo distrito de Policía, dijo que “Serrano era una persona complicada, según lo que nos dijeron. Generaba mucho choque con las demás personas de ese sector”.
Informó que la institución avanza en las investigaciones con el propósito de dar con el paradero del atacante y de su cómplice.
El crimen se registró en la avenida 27 con calle 13 del barrio Juana Rangel, a las 9:00 de la noche del sábado.
De acuerdo con las versiones, mientras la víctima estaba sentada en el andén de un billar bebiendo licor junto con otras personas, entre ellas dos de sus hermanos, llegó un hombre que minutos antes lo observaba.
El mayor Gustavo González, comandante del segundo distrito de la Policía Metropolitana de Cúcuta, reveló que “un hombre de contextura delgada y piel morena entró a una tienda cerca de donde se encontraba Serrano”.
El desconocido, según el oficial, se tomó dos cervezas y esperó hasta que recibió una llamada que al parecer le hizo un compinche que llegó en una motocicleta.
“Apenas colgó, salió en búsqueda de Antonio Serrano para dispararle”, agregó el mayor G onzález.
Luego de asegurar que el hombre muerto había resultado herido a puñaladas en un caso ocurrido meses atrás, indicó que el mortal ataque sería producto de una venganza.
“Según nos contaron, el hombre que se dedicaba a ser vigilante informal, tenía retaliaciones y la hipótesis de su muerte sería una venganza”, añadió el vocero policial en su reporte.
En su relato, el comandante del segundo distrito de Policía, dijo que “Serrano era una persona complicada, según lo que nos dijeron. Generaba mucho choque con las demás personas de ese sector”.
Informó que la institución avanza en las investigaciones con el propósito de dar con el paradero del atacante y de su cómplice.
Se voló
Antes de su muerte, Serrano Arteaga estaba muy tranquilo al frente del negocio de billares donde se tomaba unas cervezas.
“Antonio se veía muy sereno, y como frecuentaba el lugar cada semana, la noche para él apenas empezaba”, describió una de las encargadas del establecimiento de venta de licor.
La Opinión conoció por testigos del hecho, que el pistolero llevaba camisa y gorra negra. Una vez perpetró el asesinato, dos de los hermanos de Antonio Serrano intentaron perseguir al asesino, quien cubrió la escapatoria a balazos, y huyó en una moto con otro hombre.
Serrano quedó tendido en el suelo con tres tiros que acabaron con su vida. Dos de los balazos lo impactaron en el rostro y otro en el tórax.
Antonio Serrano Arteaga, era soltero y dejó una hija de 9 años. La mamá de la menor manifestó no saber la causa de la muerte de su expareja.
“Yo salí de mi trabajo a las 9:00 de la noche y cuando estaba en la casa me llamaron que él estaba mal en el Policlínico de Atalaya, y cuando llegué, estaba muerto”, afirmó la mujer.
De La O para Sucesos
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