sábado, 19 de julio de 2014

Caótico el tráfico vial en San Antonio y Ureña

La anarquía, el desorden  y los abusos  parecen no tener límite en el tráfico vehicular  en la zona fronteriza del estado Táchira. El desplazamiento hacia San Antonio y Ureña o  el  cruce de los puentes  internacionales  se ha convertido en un trauma para  los viajeros,  producto de las kilométricas colas,  los repetitivos  controles  militares y  la obstrucción del libre  tránsito por cualquier causa.
Durante las  últimas semanas la situación con el tráfico se ha tornado insoportable,  con largas y anarquizadas colas de vehículos para cruzar el punto de control de Peracal,  ya sea en sentido Apartaderos-San Antonio o  San Antonio- La Mulera;  repetitivos controles de los soldados del Ejército en Peracal, El Peaje, puente internacional Simón Bolívar, o  El Palotal, Tienditas, Aduana  y puente Francisco de Paula Santander  si el viajero toma la vía San Antonio-Aeropuerto-Ureña.
En el punto de control de  Peracal, además de  Guardias Nacionales y funcionarios del  Cicpc, ahora  hay  soldados del Ejército y  enormes cráteres en la calzada que  hacen más lento el tráfico a toda  hora,  en sentido Apartaderos  San Antonio.  El desorden  se presenta  desde varios  kilómetros más arriba de  dicha  alcabala,  principalmente  donde la vía  fue ampliada  y se originan  4 o 5 filas de  vehículos  para  luego tener que deducirse a una sola.
A la poca  fluidez que los  militares dan al tráfico en Peracal  se suma el desorden  y las trancas que originan  los conductores desadaptados que  quieren pasar  primero  a costa de lo que sea,   sin que  haya autoridad  que  haga cumplir  la ley,  quizás porque precisamente  muchas veces son los vehículos de entes oficiales y de funcionarios de  diferentes instituciones  los que circulan en contra vía.
Debido al congestionamiento  y las traumáticas colas que se originan  diariamente para  cruzar la alcabala de Peracal en  ambos sentidos,  se pueden perder una,  dos o tres  horas del valioso tiempo.  Para quienes se dedican al contrabando de gasolina y al “bachaqueo” de  productos  y mercancías  el tiempo que  permanecen en cola  parece no importarles mucho  porque “están en lo de ellos”,  como dicen,  pero  el calvario es para las personas que  diariamente se desplazan a trabajar honradamente o también a efectuar  algún tipo de diligencia  en el eje fronterizo.
En el paso por las  aduanas de San Antonio,  Ureña  y los respectivos puentes internacionales  Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander,  la congestión del tráfico es aún peor.  La numerosa  cantidad de vehículos y motocicletas que en todo  momento atraviesan los puentes más  los controles de la  Guardia,  Ejército y en ocasiones de  la  Policía y el Cicpc (como ocurre en las noches por la vía internacional de Ureña),  convierten el cruce de la frontera colombo-venezolana   en una “misión  casi imposible” para el ciudadano de bien.
La congestión se agudiza  aún más si por casualidad ocurre algún accidente automovilístico, de motocicleta o  se daña algún carro en plena  vía.  Con semejante enjambre de motociclistas afanados por cruzar  por  donde sea,   en los puentes y en los andenes de la Aduana no queda espacio ni para los peatones.  Frente a tanta  anarquía  y abusos,  los usuarios y las personas de bien que por obligación  viajan a la frontera  reclaman de las autoridades  consciencia y acciones que garanticen el orden y la fluidez del tráfico vehicular.

No hay comentarios:

Publicar un comentario