sábado, 4 de octubre de 2014

Hablo madre de una las jóvenes detenidas en Venezuela cuando compraba un mercado

Gladys, madre de la cucuteña Jennifer Rojas Pedroza, quien fue detenida en Venezuela por una compra de $30.000 en el supermercado Garzón de San Cristóbal (Venezuela), dijo que no descansará hasta lograr la libertad de su hija.

Jennifer, de 23 años, fue detenida el pasado 13 de septiembre, junto a su amiga Belsy Álvarez Villamizar, de 40, ambas vendedoras informales de ropa interior y minutos en el sector de la calle 9 con avenida 6 en el centro de Cúcuta.

“Ellas salieron temprano a hacer las compras y dijeron que regresaban temprano porque iban a vender espuma en la noche en el concierto del Tsunami Vallenato que se realizaría en Cúcuta. A las 10:45 me llamó a decirme que estaba presa por parte de la Guardia Nacional en el Core1 de San Cristóbal”, señaló Gladys.

Ese día, también fue capturada Greily Parada, de  22 años, cajera del supermercado,  por presuntamente ser cómplice necesaria,  en el delito de contrabando de extracción.

“Ella pagó 1.400 bolívares por galletas, jabones, pastas y una crema cuando llegó la Guardia y la subieron a una camioneta, pero luego las hicieron devolver y les facturaron el doble de lo que había comprado”, denunció la madre.

Desde entonces, asegura que su vida ha sido un tormento. Al día siguiente, viajó indocumentada a Venezuela y pudo verse con su hija, acompañándola por tres días, sin cambiarse la ropa.  

Luego regresó a Colombia y con el apoyo de Rocío Valencia, presidenta de la asociación sindical de vendedores informales de Cúcuta, han empezado a tocar puertas para que las escuchen.

“El martes, hicimos un plantón frente al consulado de Venezuela en Cúcuta, pero no nos atendieron. Un funcionario nos dijo que el embajador le había dado la orden al cónsul de que no diera declaraciones a familiares, ni a medios de comunicación y que pasáramos un oficio diciendo que era lo que queríamos”, señaló  Rocío Valencia.

Sin embargo, la lucha no ha terminado. Ayer visitaron diferentes dependencias de la  Gobernación de Norte de Santander y han puesto el caso en conocimiento de la Defensoría del Pueblo y de la Cancillería Colombiana.

“El delito por el que acusan a mi hija es de 10 a 14 años de prisión y los abogados allá me piden que reúna al menos $3 millones y yo no tengo de donde pagar”, agrega Gladys.

Mientras tanto, el hijo de Gladys, de 5 años, permanece bajo el cuidado de su padre y a la espera de su retorno. Igual situación enfrentan los dos hijos de Belsy, de 7 y 5 años, quienes están bajo custodia de una cuñada, pues sus parientes cercanos residen en Bucaramanga.

“Mi hija está ahora en la cárcel de Santa Ana. Ella me llama y me dice que le duele una muela y que la saque de allá… eso y la impotencia  me parten el corazón”, agrega Gladys, quien por ahora consiguió el dinero para sacar el pasaporte y poder volver a visitar a su hija.

La audiencia se ejecutó  en el Tribunal Sexto de Control del estado Táchira, instancia que a solicitud del Ministerio Público decretó la privativa de libertad contra las tres mujeres.


Según las autoridades del vecino país, los productos que las mujeres compraron  presuntamente pretendían traerlos de contrabando a Colombia, para la reventa.

De La Opinión para Sucesos

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