Los secuestros en Norte de
Santander, sin contar los seis municipios que conforman el Área Metropolitana,
son ejecutados por grupos al margen de la ley para, en el 73% de los casos,
obtener dinero de las víctimas, según se desprende de cifras aportadas por las
autoridades y del archivo periodístico de La Opinión.
En lo corrido de 2014, 16 personas han sido secuestradas en diferentes municipios del departamento, a 11 de las cuales se le hicieron exigencias económicas ilegales.
Las intimidaciones y los jugosos requerimientos de dinero provinieron, en el más del 70% de los hechos, de la delincuencia común, en su mayoría de hombres con un extenso prontuario delictivo. Algunos de los secuestradores, ocasionalmente, se hacían pasar por miembros de temidas organizaciones criminales.
La presencia directa de guerrillas apenas se ha percibido en tres de los 15 sucesos. En uno se dejó entrever la participación de los Rastrojos.
Sin embargo, las autoridades han insistido en reiteradas ocasiones que las retenciones forzadas se ejecutaron en medio de una alianza entre grupos guerrilleros, bandas criminales y delincuencia común.
Las estadísticas oficiales y el archivo de La Opinión revelan que uno de los municipios más afectados ha sido Ocaña, con la ocurrencia de al menos cinco privaciones ilegales de la libertad. Le siguen, con dos casos, La Playa, Convención y El Carmen.
Los raptos en más del 70% de las veces se han registrado en zonas rurales, lo que dificulta el accionar de las autoridades judiciales. Los presentados en los cascos urbanos permiten que se logre una rápida liberación, como pasó con el ganadero ocañero Manzur Meneses López, quien regresó a la libertad pasadas unas dos horas de su secuestro.
En lo corrido de 2014, 16 personas han sido secuestradas en diferentes municipios del departamento, a 11 de las cuales se le hicieron exigencias económicas ilegales.
Las intimidaciones y los jugosos requerimientos de dinero provinieron, en el más del 70% de los hechos, de la delincuencia común, en su mayoría de hombres con un extenso prontuario delictivo. Algunos de los secuestradores, ocasionalmente, se hacían pasar por miembros de temidas organizaciones criminales.
La presencia directa de guerrillas apenas se ha percibido en tres de los 15 sucesos. En uno se dejó entrever la participación de los Rastrojos.
Sin embargo, las autoridades han insistido en reiteradas ocasiones que las retenciones forzadas se ejecutaron en medio de una alianza entre grupos guerrilleros, bandas criminales y delincuencia común.
Las estadísticas oficiales y el archivo de La Opinión revelan que uno de los municipios más afectados ha sido Ocaña, con la ocurrencia de al menos cinco privaciones ilegales de la libertad. Le siguen, con dos casos, La Playa, Convención y El Carmen.
Los raptos en más del 70% de las veces se han registrado en zonas rurales, lo que dificulta el accionar de las autoridades judiciales. Los presentados en los cascos urbanos permiten que se logre una rápida liberación, como pasó con el ganadero ocañero Manzur Meneses López, quien regresó a la libertad pasadas unas dos horas de su secuestro.
De
La Opinión par Sucesos
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