El gobierno venezolano
amenazó con expropiaciones para ganar “la guerra del pan”, un complot que
atribuye a los productores para inducir la escasez del producto y generar
malestar hacia el presidente Nicolás Maduro.
“La van a pagar, yo se los
juro. Los responsables de la guerra del pan la van a pagar y después no vayan a
decir que es una persecución política”, advirtió Maduro en su programa de
televisión semanal.
El gobernante socialista y
su vicepresidente, Tareck El Aissami, anunciaron que habrá detenciones y que
las panaderías que incurran en ilícitos serán expropiadas y cedidas a los
Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), grupos comunales que distribuyen
alimentos a precios subsidiados en zonas populares.
“Panadería que incumpla,
será ocupada por el gobierno y la vamos a entregar a los Clap para que la ponga
a producir”, afirmó el vicepresidente.
Maduro enfatizó que, “a
los especuladores que le esconden el pan al pueblo”, les debe caer “todo el
peso de la ley”.
El gremio de panaderos
asegura que la falta de harina de trigo impide cubrir la demanda, por lo que
largas filas se ven a las puertas de las panaderías en las principales ciudades
del país.
Es un síntoma de la
escasez de alimentos y medicinas que azota a los venezolanos, combinada con una
inflación que el FMI proyecta en 1.660% este año.
“Cuando hay harina,
vendemos pan, pero despachan cada 15 o 20 días. Nos dan 20 sacos (de 50 kilos)
y, en condiciones normales, usaríamos ocho diariamente”, declaró Fran Suero, de
41 años, trabajador de una panadería del este de Caracas.
El pasado miércoles, la
Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios (Fedeagro) alertó
que la industria agroalimentaria venezolana opera a un tercio de su capacidad
por falta de materia prima.
“Nuestra capacidad
productiva cubrirá 33% de la demanda del país, apenas cuatro meses de consumo”,
advirtió su presidente, Antonio Pestana.
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