En las fachadas de algunas
casas de Villas de Sevilla, en Villa del Rosario, cuelgan carteles de protesta
por los envenenamientos de mascotas en la carrera 3B.
Los vecinos siguen en la
incertidumbre de quién y por qué, desde el año pasado y en una larga serie de atentados, está matando
con veneno a los animales de la cuadra.
Los ladridos de alegría de
los perros y los maullidos de los gatos que acompañaban a las familias se
convirtieron en gruñidos de agonía y dolor por los estragos del veneno.
Desde hace 5 años
Aunque los envenenamientos
masivos se presentaron por primera vez hace 5 años en esta zona, en el primer trimestre de 2017 por lo menos
18 perros y gatos han caído en la trampa
del veneno.
Orlando Rodríguez llevaba
más de nueve años con Muñeca, una perra de raza pincher.
A pesar de las
restricciones que le tenían a la mascota, un descuido fue suficiente para que
la perrita escapara de la casa y consumiera el veneno.
“Los gritos de mi hija nos
despertaron en la madrugada: Muñeca estaba convulsionando y no alcanzó a
sobrevivir”, lamentó Rodríguez.
A 2 kilómetros de la
urbanización se encuentra la veterinaria VedtPlus, donde acuden los dueños de
las mascotas de la carrera 3B.
Según el veterinario
Darling Emiro Ruiz, a su consultorio llegan perros y gatos intoxicados con un
veneno raticida conocido como Sicario, con síntomas de diarrea, vómito y
hemorragia interna.
Las mascotas de la familia
de este veterinario tampoco se salvaron del Sicario.
Luna, una labradora de 13
años, sobrevivió dos veces a los efectos del veneno, pero las secuelas acabaron
con su vida. Las intoxicaciones le produjeron un cáncer de páncreas.
Así como Muñeca y Luna,
decenas de mascotas del sector cayeron
en la trampa del raticida. Esta semana,
seis gatos fueron las nuevas víctimas.
Eddy Toscano es testigo de
los agonizantes momentos que sufren los gatos que caen frente a su casa en
estado de envenenamiento.
Cada vez que encuentra un
gato moribundo en la calle, los socorre y saca de su dinero para que lo
atiendan en la veterinaria.
El año pasado, 30 mascotas
de este sector murieron por envenenamiento, y a pesar del rechazo generalizado,
no se presentaron denuncias formales ante la Justicia.
Los interesados sólo se
sumaron a las voces de protesta.
El macabro hecho ocasiona
temor en los vecinos pero no interponen la denuncia, porque no tienen la
certeza de quién es el victimario.
Acciones de este tipo, de
maltrato animal, las sanciona la ley colombiana con una pena de prisión de 12 a
36 meses y multa de cinco 5 a 60
salarios mínimos mensuales legales vigentes.
En caso de envenenamiento
El veterinario Ruiz
recomendó tener en casa carbón activado, que ayuda a disminuir la absorción del
veneno en el cuerpo, para darlo a la mascota, y llevarla de urgencia a la veterinaria más cercana.
Si el envenenamiento
ocurrió en la casa, se debe llevar muestra de la sustancia, para saber qué
antídoto es adecuado para contrarrestar los efectos.
“En el afán de salvar a
las mascotas les dan leche en exceso, y los animalitos llegan con
broncoaspiración, algo que empeora el pronóstico” indicó Ruiz.
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