domingo, 12 de marzo de 2017

Inyección mal puesta habría afectado el glúteo de un hombre

Dolor, inflamación, infección y riesgo de gangrena fue lo que tuvo que soportar Ermides Antonio Ríos Guillin, de 48 años, luego de que le aplicaron una inyección en el policlínico de Atalaya.

El hombre, padre de siete hijos, trabajó en su bicicleta como vendedor de pescado hasta el viernes 18 de noviembre del año pasado, cuando tras dos días aguantando un fuerte dolor de estómago, este lo obligó a ir al centro médico. Estando allá, lo primero que le dijeron fue que le iban a aplicar una inyección.

“Yo le pregunté a la enfermera que qué medicamento me iban a poner y la respuesta de ella fue: ‘es Diclofenaco, señor’, pero ella no me la aplicó bien, porque enseguida yo sentí un dolor tremendo que en resumidas cuentas, hoy me tiene sin parte de mi nalga izquierda”, dijo Ríos.

Ese mismo viernes Ermides fue dado de alta. Con todo y nuevo dolor, volvió a su casa sin saber lo que vendría: entre sábado y domingo se le incrementó el malestar, se le inflamó la nalga y toda la pierna izquierda.

Para el lunes 21 de noviembre, Ermides estaba de nuevo en el policlínico. La inflamación en su nalga fue el motivo de esa nueva consulta.

“Volví y en reclamo les dije que acá me habían jodido mi nalga, que me respondieran. Todas las enfermeras, incluyendo la que me había atendido, no podían ocultar sus nervios. Me hospitalizaron y cuando me vio el doctor me dijo que ahora a mi problema se sumaba un cuadro de varicela y que estaban a la espera de la remisión a otro centro médico”, relató Ermides.

Mientras llegaba la remisión y aguantando el dolor, Ríos amenazaba con volarse del centro médico si no hacían algo de inmediato por él. Sin embargo, ahí tuvo que esperar cinco días más a punta de calmantes.

Ya la tenía en mal estado

 El 26 de noviembre fue remitido al Hospital Universitario Erasmo Meoz (Huem). Allá, apenas ingresó, le dijeron que su nalga “ya estaba picha”.

“‘¿Por qué dejó pasar tanto tiempo?’ Fue la pregunta de una de las enfermeras del Huem, cuando me vio y de una me sentenció: usted se dejó podrir su nalga. Pero yo les expliqué que la culpa no había sido mía, sino que hasta ahora me habían autorizado la remisión. Sin embargo, yo no hacía sino pensar en lo que me acababa de decir”. Y esa misma tarde le hicieron la primera intervención.

“Me hicieron un drenaje y ahí se cumplieron las palabras de esa enfermera: mi carne estaba podrida. Después de eso, vinieron tres cirugías más: en la segunda me quitaron parte de la piel dañada, en la tercera me retiraron todo lo podrido y en la cuarta me hicieron el implante y de paso con piel de la misma pierna (izquierda)”, contó.

Sin sustento

Y el tiempo pasó hasta el 3 de enero de este año, cuando a Ermides por fin le dieron de alta. Su proceso de recuperación tardó un mes y 18 días, razón por la cual se siente culpable de que su mujer haya tenido que parar sus estudios universitarios para poder cuidarlo. Pero esa no es la única pena que lleva en su corazón: lo que más lo agobia es que no ha podido montar en bicicleta para vender pescado.

Y ante la falta de dinero debió mudarse de casa porque no pudo con el pago del arriendo en Trigal del Norte. Ahora vive en la avenida 11 #21-55 de Toledo Plata, donde reside gracias a la caridad de una mujer, que le ha aguantado el atraso en los pagos. Con pena, pero con el deseo de sustentar a sus hijos, le ha tocado salir a pedir ayuda para no pasar hambre.

Toda su vida cambió por culpa de una tortura en carne propia. Finalmente, nunca supo qué le produjo el dolor abdominal.

Demandarán

Se conoció que un grupo de abogados está recaudando evidencias para iniciar una demanda de reparación directa por los daños causados a este hombre. La Empresa Social del Estado ImSalud, la Alcaldía y el policlínico de Atalaya serían los demandados.

ImSalud respondió

Katherine Calabro Galvis, gerente de ImSalud, aseguró que este caso ya está siendo analizado por auditoria de calidad de la institución.

“Conocemos que el señor consultó el policlínico por un dolor abdominal, le aplicaron un analgésico intramuscular y cuando se fue a remitir por su dolor abdominal, pidió salida voluntaria. Cuando volvió tres días después, regresó con un dolor en el glúteo y una varicela sobreinfectada. La remisión tardó porque la unidad receptora no reportó disponibilidad de cama”, dijo Calabro.

La gerente aseguró que “se está analizando si fue una complicación de la varicela que presentó o es debido a la aplicación del medicamento”.


Si usted desea ayudar de alguna manera al señor Ermides Ríos puede comunicarse con él o con su esposa a los números 3124725528 o 3127708688.

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