Dolor, inflamación,
infección y riesgo de gangrena fue lo que tuvo que soportar Ermides Antonio
Ríos Guillin, de 48 años, luego de que le aplicaron una inyección en el
policlínico de Atalaya.
El hombre, padre de siete
hijos, trabajó en su bicicleta como vendedor de pescado hasta el viernes 18 de
noviembre del año pasado, cuando tras dos días aguantando un fuerte dolor de
estómago, este lo obligó a ir al centro médico. Estando allá, lo primero que le
dijeron fue que le iban a aplicar una inyección.
“Yo le pregunté a la
enfermera que qué medicamento me iban a poner y la respuesta de ella fue: ‘es
Diclofenaco, señor’, pero ella no me la aplicó bien, porque enseguida yo sentí
un dolor tremendo que en resumidas cuentas, hoy me tiene sin parte de mi nalga
izquierda”, dijo Ríos.
Ese mismo viernes Ermides
fue dado de alta. Con todo y nuevo dolor, volvió a su casa sin saber lo que
vendría: entre sábado y domingo se le incrementó el malestar, se le inflamó la
nalga y toda la pierna izquierda.
Para el lunes 21 de
noviembre, Ermides estaba de nuevo en el policlínico. La inflamación en su
nalga fue el motivo de esa nueva consulta.
“Volví y en reclamo les
dije que acá me habían jodido mi nalga, que me respondieran. Todas las
enfermeras, incluyendo la que me había atendido, no podían ocultar sus nervios.
Me hospitalizaron y cuando me vio el doctor me dijo que ahora a mi problema se
sumaba un cuadro de varicela y que estaban a la espera de la remisión a otro
centro médico”, relató Ermides.
Mientras llegaba la
remisión y aguantando el dolor, Ríos amenazaba con volarse del centro médico si
no hacían algo de inmediato por él. Sin embargo, ahí tuvo que esperar cinco
días más a punta de calmantes.
Ya la tenía en mal estado
El 26 de noviembre fue remitido al Hospital
Universitario Erasmo Meoz (Huem). Allá, apenas ingresó, le dijeron que su nalga
“ya estaba picha”.
“‘¿Por qué dejó pasar
tanto tiempo?’ Fue la pregunta de una de las enfermeras del Huem, cuando me vio
y de una me sentenció: usted se dejó podrir su nalga. Pero yo les expliqué que
la culpa no había sido mía, sino que hasta ahora me habían autorizado la
remisión. Sin embargo, yo no hacía sino pensar en lo que me acababa de decir”.
Y esa misma tarde le hicieron la primera intervención.
“Me hicieron un drenaje y
ahí se cumplieron las palabras de esa enfermera: mi carne estaba podrida.
Después de eso, vinieron tres cirugías más: en la segunda me quitaron parte de
la piel dañada, en la tercera me retiraron todo lo podrido y en la cuarta me
hicieron el implante y de paso con piel de la misma pierna (izquierda)”, contó.
Sin sustento
Y el tiempo pasó hasta el
3 de enero de este año, cuando a Ermides por fin le dieron de alta. Su proceso
de recuperación tardó un mes y 18 días, razón por la cual se siente culpable de
que su mujer haya tenido que parar sus estudios universitarios para poder
cuidarlo. Pero esa no es la única pena que lleva en su corazón: lo que más lo
agobia es que no ha podido montar en bicicleta para vender pescado.
Y ante la falta de dinero
debió mudarse de casa porque no pudo con el pago del arriendo en Trigal del
Norte. Ahora vive en la avenida 11 #21-55 de Toledo Plata, donde reside gracias
a la caridad de una mujer, que le ha aguantado el atraso en los pagos. Con
pena, pero con el deseo de sustentar a sus hijos, le ha tocado salir a pedir
ayuda para no pasar hambre.
Toda su vida cambió por
culpa de una tortura en carne propia. Finalmente, nunca supo qué le produjo el
dolor abdominal.
Demandarán
Se conoció que un grupo de
abogados está recaudando evidencias para iniciar una demanda de reparación
directa por los daños causados a este hombre. La Empresa Social del Estado
ImSalud, la Alcaldía y el policlínico de Atalaya serían los demandados.
ImSalud respondió
Katherine Calabro Galvis,
gerente de ImSalud, aseguró que este caso ya está siendo analizado por
auditoria de calidad de la institución.
“Conocemos que el señor
consultó el policlínico por un dolor abdominal, le aplicaron un analgésico
intramuscular y cuando se fue a remitir por su dolor abdominal, pidió salida
voluntaria. Cuando volvió tres días después, regresó con un dolor en el glúteo
y una varicela sobreinfectada. La remisión tardó porque la unidad receptora no
reportó disponibilidad de cama”, dijo Calabro.
La gerente aseguró que “se
está analizando si fue una complicación de la varicela que presentó o es debido
a la aplicación del medicamento”.
Si usted desea ayudar de
alguna manera al señor Ermides Ríos puede comunicarse con él o con su esposa a
los números 3124725528 o 3127708688.
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