La alegría pesa más que
los enseres que llevaran las primeras 54 familias que llegan a ocupar una parte
del nuevo Gramalote en Norte de Santander.
Después de siete años de
espera, de incertidumbre de desarraigo hoy es una realidad, y son ellos los que
volverán a la tierra que los vio nacer y que por siete años los desplazó luego
de una falla geológica que destruyó el pueblo.
Tardaron todos esos años
para que la esperanza se viera reflejada en sus rostros, la emoción de
regresar, y de volver el sentir el amor por la tierra que losa vio nacer.
Nelly Ayala dice que
“estamos contentos, alegres, aunque nos hubiera gustado el retorno con todos
pero entendemos que no todos tiene los papeles al día y que hay cosas que están
por terminar. Pero desde ya queremos rescatar todos los valores de nuestro
pueblo para seguir sembrándolo a nuestros hijos”.
Dijo que
“desafortunadamente después de que se acabó el pueblo, muchas familias se
perdieron, otras sufrieron mucho, perdieron seres queridos, otros se quedaron
en la calle, algunos pudieron reconciliarse con sus familias, pero detrás de
cada uno de nosotros hay una historia”.
Pese a todo lo que
significó esta tragedia, ahora la ilusión es por superar las dificultades y
levantarse del drama que los acompañó durante todos estos años.
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