Un ojo de vidrio y la
dentadura, fueron las únicas características fisionómicas que permitieron que
Demetrio Medina reconociera los restos de su hijo, el cucuteño Iván René Medina
Parra, de 20 años, en la morgue del hospital de San Cristóbal (Venezuela),
luego de enterarse de que los habían hallado enterrado en una fosa.
El macabro descubrimiento
fue hecho hace al menos 20 días, por parte de las autoridades venezolanas, en
el sector La Mulata de Ureña (estado Táchira).
Medina recordó que la
última vez que se comunicaron vía telefónica con Iván fue el 10 de julio,
cuando este hablo con otra de sus hijas y le manifestó que estaba bien y que no
se preocupara.
Sin embargo, el 7 de
agosto, la novia de Iván René llamó a la familia para informale de la tragedia:
se enteró de que a su compañero sentimental lo habían asesinado pero no tenía
certeza sobre dónde estaba el cadáver.
Demetrio confesó que desde
entonces, en su hogar solo reina la tristeza y la zozobra.
Las autoridades
encontraron las fosas por información de algunos paramilitares.
Por eso, cuando se enteró
hace 20 días de la exhumación de los restos, viajó hasta San Cristóbal e
identificó a su hijo. A través de la ayuda de algunos investigadores del Cuerpo
de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), logró
atravesar el puente fronterizo.
El papá aseguró que su
hijo trabajaba con contrabando desde los 16 años, pero que no era paramilitar.
Iván estuvo preso en
Venezuela, según él, por una equivocación, y esto pudo haber generado el
crimen.
“Tuvo un problema con un
cabo y este le hizo un montaje con un arma y una droga, por lo que lo mandaron
a la cárcel de menores en Santa Ana”, dijo.
Según Demetrio, a su hijo
lo amenazaron algunos paramilitares en la cárcel, tras negarse a trabajar con
ellos luego de salir de prisión. Por ahora, pide que se esclarezca el crimen.
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