lunes, 21 de septiembre de 2015

Delicias en el Táchira vive en silencio su cierre fronterizo

La cuadrícula de cinco carreras y siete calles que es Delicias permanece tranquila. Y sus seis  mil habitantes, en silencio. El municipio Rafael Urdaneta, aunque no fue mencionado por el presidente Maduro en su anuncio de hace un mes, apareció en Gaceta Oficial Extraordinaria, como el sexto territorio del Táchira declarado en estado de excepción.

Este lunes se cumplen 30 de los 60 días de vigencia del decreto. Habitantes de la jurisdicción menos mediática y más lejana de la zona de seguridad 1 se reparten en opiniones, a favor y en contra. “Bajó el contrabando”, comentó un morador frente a la blanca iglesia de San José. “Igual pagando se llevan las cosas”, le contrapuso una señora. Uno y otro, como la mayoría, no comparten sus nombres por temor a los grupos irregulares.

Rafael Urdaneta es el más lejano, si se mira desde San Cristóbal: casi 70 kilómetros de distancia. Pero, al mismo tiempo, es uno de los municipios tachirenses con más territorio (por lo menos 25 kilómetros lineales) compartido con Colombia, su vecino al occidente.

Desde la aldea Aguaditas, preámbulo vial a Delicias, se observa de frente un poblado con gran iglesia amarilla. Es Ragonvalia, próximo a cumplir 138 años de fundado. Luego de algunas curvas, la montaña, cual cortina, tapa ese municipio de Norte de Santander para despejar la vista hacia Delicias. Cuatro kilómetros, y el río Táchira de por medio, separan ambos pueblos.

En el centro de ese valle, en forma de V, está el histórico puente Alianza. En otro tiempo, una hamaca de madera, como refiere una foto de 1936 publicada en un libro del historiador Walter Márquez. Ahora, una estructura metálica y el único puente exclusivamente peatonal del Táchira con carácter internacional (aunque antes cabían y pasaban carros).

El paso está bloqueado. Una comisión de la Fuerza Armada lo custodia desde el extremo venezolano, donde una pequeña bandera nacional ondea bien alta. Del lado colombiano no se observaron custodios durante el recorrido de Diario La Nación a ese punto.


Lo atravesarían entre semana apenas seis niños que viven en Delicias y cursan estudios formales en Ragonvalia, según afirmaron habitantes de la carretera angosta y empinada que conduce al puente. A diferencia de los otros tres pasos binacionales del Táchira, este no tiene aduanas, sino pequeñas capillas con santos a uno y otro margen del río.

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