jueves, 2 de julio de 2015

Casa por cárcel para implicados en red de abortos clandestinos

Pese al trabajo de una agente encubierta y una exhaustiva investigación de la Sijín, que develaron una red que presuntamente practicaba abortos ilegales y vendía bebés desde hace 20 años, hoy los cinco capturados gozan del beneficio de detención domiciliaria.

El pasado 29 de mayo, el Juzgado Primero Penal Municipal, con función de garantías ambulante, a quien le correspondió la audiencia de legalización de las capturas e imputación de cargos, concedió dicho beneficio a Raúl Antonio Caicedo Chinome y Javier Mauricio Jaimes Leal. 

Sin embargo, envió a prisión al médico Rubén Dávila Navarro y a las enfermeras Yasmin Alcira Muñoz Celis y Nancy Yaneth Bastos Torres.

La Fiscalía les imputó los delitos de tráfico de niños, niñas y adolescentes, obtención de documento público falso, falsedad en documento privado y suspensión, alteración o suposición del estado civil.

Esta semana, el Juzgado Quinto Penal, con funciones de control de conocimiento, resolvió una apelación a la medida de aseguramiento en prisión, interpuesta por los abogados del médico y las enfermeras, cambiando el encarcelamiento por la casa por cárcel, al considerar que no fue debidamente sustentado el por qué los procesados debían permanecer en prisión.

Así las cosas, los cinco capturados, señalados por delitos graves que involucran a menores de edad, seguirán vinculados al proceso judicial, pero desde sus casas y con el compromiso de presentarse a cada una de las audiencias citadas en el Palacio de Justicia. En caso de fuga, podrían expedirles órdenes de captura o los hechos quedarían en la impunidad.  



Las pacientes, presuntamente, eran llevadas a la Clínica La Samaritana, donde les practicaban los abortos ilegales.

La historia

Tanto el médico como las dos enfermeras y los dos colaboradores son señalados por las autoridades de integrar esta red, que tendría como epicentro delictivo una unidad médica ubicada en el barrio La Playa, y a la Clínica La Samaritana, en Los Patios, donde practicaban los abortos ilegales.

El coronel Jaime Alberto Barrera Hoyos, comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta, informó que la red cobraba entre $450.000 y $600.000 por un aborto. Por la venta de cada niño recibían entre 4 y 5 millones de pesos.

“Buscamos determinar las condiciones en que se registrarían los abortos clandestinos, que alcanzarían los 15 casos semanalmente”, dijo entonces  el oficial.

El coronel Barrera sostuvo que el primer paso, bien fuera para abortar o para negociar el bebé que estaba por nacer, era ir a una consulta con el médico Dávila.

“Las mujeres llegaban hasta el consultorio del médico y él las remitía a una clínica en Los Patios. En ese centro asistencial llevaban a cabo los abortos si la gestación era inferior a cuatro meses. Si el embarazo superaba esa etapa, el médico y las enfermeras negociaban la prolongación del embarazo, bajo supervisión, para vender al bebé una vez naciera”, explicó.


El oficial indicó que en este tiempo, la madre recibía los cuidados médicos necesarios a cargo de estas personas, quienes suministraban medicamentos para la maduración pulmonar de los bebés y garantizar así su normal nacimiento a los siete meses.

De La O para Sucesos

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