Información
Personal y familiar
(Medellín, 1952) Abogado y político
colombiano, presidente de Colombia entre 2002 y 2010. Álvaro Uribe Vélez nació
en Medellín, Antioquia, el 4 de julio de 1952, hijo del hacendado Alberto Uribe
y de Laura Vélez, de una familia de abolengo liberal.
Estudió el bachillerato en colegios
religiosos y en 1977 se licenció en derecho y ciencias políticas por la Universidad
de Antioquia, en Medellín, donde empezó su carrera política en las Juventudes
del Partido Liberal (versión colombiana de la socialdemocracia). Amplió su
formación en la Universidad estadounidense de Harvard.
Trayectoria Pública y Profesional
Funcionario público, ocupó diversos cargos en
su provincia y fue secretario del Ministerio de Trabajo en 1977, con el
presidente Alfonso López Michelsen, y director del Departamento de Aeronáutica
Civil (1980-1982) bajo el presidente Julio César Turbay Ayala.
De
esa época datan las sospechas que enturbian su pasado. Según una biografía
crítica (El señor de las sombras,
publicada en 2002) escrita por el periodista Joseph Contreras, de la revista
estadounidense Newsweek, concedió licencias de vuelo a algunos pilotos que eran
traficantes de drogas (cártel de Medellín), acusaciones reiteradamente
desmentidas pero en las que insistieron dos periodistas colombianos, Fernando
Garavito y Fabio Castillo, en una inquietante investigación recogida en el libro Los jinetes de la cocaína.
A
esas acusaciones contribuyó la amistad de su padre con los capos Fabio Ochoa yPablo Escobar; este último hizo fortuna y ganó
notoriedad como jefe de uno de los poderosos cárteles de la droga. Alberto
Uribe fue asesinado por los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia (FARC) en 1983, en su finca de Guacharacas, cuando presuntamente se
resistió a ser secuestrado. En 1991, un informe del Departamento de Estado
norteamericano presentó a Álvaro Uribe como “estrecho amigo personal de Pablo
Escobar” y vinculó el asesinato de su padre con sus intrincadas relaciones con
el narcotráfico. La muerte de su padre cambió radicalmente sus planes: vendió
todas sus propiedades agrarias para dedicarse a la política.
Elegido alcalde de Medellín en 1982, concejal
en 1984 y 1988, ejerció como senador de 1986 a 1994 y fue portavoz del sector
del partido más inclinado al empleo de la fuerza para acabar con la guerrilla
endémica. Como gobernador de Antioquia (1995-1997), propugnó la participación y
la transparencia en su gestión, pero de esos años datan sus contactos con los
elementos paramilitares que combatían a la insurgencia en las denominadas
Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Con su proyecto de “Estado comunitario”,
defendió una estrategia de rearme e implicación de los civiles en la lucha
antisubversiva.
Gracias a la colaboración ciudadana, los
secuestros se redujeron un 60% y las vías que comunican Antioquia con Bogotá
fueron transitables. No pudo evitar, sin embargo, las acusaciones de promover o
favorecer a las asociaciones privadas de seguridad, agrupadas en el programa
Convivir, que cometieron innumerables violaciones de los derechos humanos antes
de ser proscritas.
Al expirar su mandato, se retiró
provisionalmente de la política, coincidiendo con la llegada a la presidencia
del conservador Andrés Pastrana, y obtuvo una beca Simón Bolívar, del British
Council, para trasladarse a la Universidad de Oxford, en la que fue profesor
asociado del Saint Anthony’s College entre 1998 y 2000.
Regresó a la arena política para sumarse a la
campaña del candidato del Partido Liberal, Horacio Serpa Uribe, que había sido
ministro del Interior, pero del que discrepó en cuanto a la estrategia
antiguerrillera, por lo que rompió la disciplina partidaria y presentó su
candidatura a las elecciones como independiente, en un clima de exacerbada
violencia tras el fracaso del proceso de paz negociado por Pastrana con las
FARC.
A lo largo de 2001, con un lenguaje enérgico
y claro, denunciando las concesiones y prometiendo una lucha implacable contra
el terror, su proyecto de “seguridad democrática” y resistencia civil se impuso
ante una ciudadanía hastiada de escuchar pronósticos irreales sobre la paz
durante cuarenta años.
Su creciente popularidad se fraguó en el
descrédito de todos los intentos de una solución política o negociada del
conflicto y del dualismo tradicional y oligárquico de liberales y
conservadores. Uribe se forjó una imagen de honradez y firmeza, insistiendo en
la necesidad de restablecer la autoridad del Estado, y se distanció de los
otros candidatos al declarar que no se opondría a la llegada de tropas
extranjeras para combatir el narcotráfico, como corolario del plan
multimillonario acordado entre los presidentes Pastrana y Bill Clinton para la
destrucción de los cultivos de coca.
Durante la campaña electoral Uribe fue objeto
de al menos quince intentos de asesinato, presumiblemente por parte de las
FARC, el último y más espectacular el 13 de abril de 2002, cuando un autobús
bomba hizo explosión al paso de su vehículo blindado, en una calle de
Barranquilla. Resultó ileso, pero en el atentado murieron dos personas y 22
resultaron heridas.
El 26 de mayo de 2002 Álvaro Uribe se
convirtió en el primer candidato presidencial que obtuvo la victoria en la
primera vuelta, con el 52,8% de los votos, derrotando al también liberal
Horacio Serpa (31,8%) y al izquierdista Luis Eduardo Garzón (6,2%). Su triunfo
se vio empañado por una abstención del 51%.
Presidente de Colombia
El mismo día de su toma de posesión (7
agosto), las FARC lanzaron 14 obuses contra la Cámara de los Representantes,
donde se celebraba la investidura, causando 19 muertos y un centenar de heridos
en el vecino barrio marginal de El Cartucho.
Ante la ofensiva guerrillera, el presidente
decretó el estado de excepción, solicitó la mediación de la ONU y creó un nuevo
impuesto sobre el patrimonio para financiar el aumento de los efectivos del
ejército y la policía. Llegó a un acuerdo con las AUC, cuyo jefe, Carlos
Castaño, aceptó una tregua indefinida y la desmovilización condicionada de
10.000 hombres, seguidas por la entrega de las armas de los 1.500 miembros del
Bloque Catacumbo, de Salvatore Mancuso.
Washington
respaldó la ofensiva contraguerrillera, la detención masiva de insurgentes y la
ampliación de los poderes militares. Uribe se convirtió en el más fuerte aliado
del presidente George W. Bush en
América Latina y recibió una generosa ayuda económica del Congreso
estadounidense, pese a su negativa a extraditar a los paramilitares. Logró una
drástica reducción de los asaltos, secuestros y asesinatos. Todos los informes
de 2004 confirmaron el retroceso evidente de la guerrilla y la disminución de
los crímenes, aunque la oposición criticó el poder de los paramilitares y el
déficit que generaba el creciente gasto militar.
Por iniciativa popular, la Cámara de los
Representantes aprobó (1 de diciembre de 2004) una reforma de la Constitución por
la que avaló “la reelección presidencial inmediata”, a fin de que Uribe pudiera
presentarse a las elecciones de 2006 y obtener otro mandato de cuatro años. La
medida se adoptó por 112 votos a favor y 34 en contra, indicando que el
presidente en ejercicio sólo podrá ser reelegido una vez. La Constitución había
abolido la reelección inmediata en 1991.
El secuestro en Venezuela y su traslado a
Colombia de un jefe de las FARC (13 de diciembre de 2004) por parte de
presuntos policías colombianos provocó una grave crisis entre ambos países, y
el presidente venezolano, Hugo Chávez, decidió suspender relaciones comerciales
con Colombia (14 de enero de 2005). Bogotá acusaba a Caracas de indolencia en
la lucha contra el terrorismo cuando no de complicidad con las FARC.
El conflicto, el mayor surgido entre los dos
países desde 1987, tocó a su fin el 28 de enero con un comunicado oficial de
los respectivos Gobiernos, y se superó definitivamente el 29 de marzo de 2005,
en Ciudad Guayana (Venezuela), cuando Uribe y sus homólogos venezolano,
brasileño (Luiz Inácio Lula da Silva) y español (José Luis Rodríguez Zapatero)
sellaron una declaración a favor del multilateralismo y de la utilización de la
ley en la lucha contra el hambre y el terrorismo.
En el ámbito económico logró significativos
éxitos, sobre todo en los primeros años de su gestión. Tras la reforma legal
que permite la reelección presidencial, Uribe volvió a ser elegido presidente
de la República en los comicios de mayo de 2006, en los que obtuvo el 62% de los
votos.
Entre los temas más conflictivos a los que
hubo de enfrentarse en su segundo mandato destaca el de las negociaciones con
la guerrilla para lograr apaciguar la violencia en el país. A mediados de 2007
el gobierno ordenó la liberación de 177 guerrilleros, entre los cuales estaba
Rodrigo Granda, uno de los principales líderes de las FARC.
En
enero de 2008, después de complejas gestiones que contaron con la participación
de representantes de varios países y en las que ofició de mediador el
presidente de Venezuela, Hugo Chávez, las FARC dejaron en libertad a Consuelo
Rodríguez y Clara Rojas, dos rehenes que habían permanecido seis años
secuestradas en la selva. En julio del mismo año, la ex candidata a la
presidenciaIngrid Betancourt, junto con tres estadounidenses y
once soldados, fue rescatada de un cautiverio similar mediante un operativo
militar de infiltración. El éxito obtenido en ambas acciones sembró la
esperanza respecto a un proceso que permita dar nuevos signos de paz en
territorio colombiano.
Durante la primera mitad de 2009 se
deterioraron las relaciones del gobierno colombiano con su homólogo de
Venezuela. Ya antes de que Chávez mediara por la liberación de Rodríguez y
Rojas, los mandatarios de ambos países venían protagonizando enfrentamientos
que tenían como fondo las discrepancias con respecto a la injerencia del
gobierno estadounidense en el combate contra el narcotráfico y la guerrilla en
territorio colombiano. En julio de ese año se hizo pública la voluntad de Uribe
de firmar un acuerdo militar con Estados Unidos, que habilitaría la presencia
de tropas estadounidenses en siete bases colombianas.
Dicho anuncio tensó aún más las relaciones
entre los dos presidentes, además de generar una gran inquietud en la amplia
mayoría de los gobiernos miembros de la Unión de Naciones de América del Sur
(UNASUR), al considerarse que la región quedaría expuesta a una potencial
injerencia militar estadounidense, violatoria de la soberanía de los estados
del subcontinente. Los planes de Uribe se difundieron cuando el mandatario
disfrutaba de una elevada aceptación entre la ciudadanía colombiana y poco
antes de que el Senado de Colombia aprobara (septiembre) la llamada
conciliación del referendo, ley para someter a consulta popular la reforma
constitucional que permitiría Uribe presentarse como candidato a un tercer
mandato.
Antes de su definitiva aprobación y según
establece le legislación colombiana, esta ley debía ser sometida a la
consideración de la Corte Constitucional, que emitió un fallo negativo (febrero
de 2010), por considerar el alto tribunal que el texto presentaba diversos
defectos de forma (entre otros, el de haber sobrepasado el tope legal de
financiación para la campaña de recogida de firmas en apoyo del petitorio).
A
consecuencia de ello, el oficialismo debió rediseñar su estrategia para las
elecciones presidenciales del mismo año, y a tales efectos designó a Juan Manuel Santos como
candidato del Partido Social de Unidad Nacional (Partido de la U). En la
segunda vuelta de los comicios, celebrada el 20 de junio de 2010, Santos logró
imponerse con el 68,9 % de los votos a Antanas Mockus, del Partido Verde, quien
consiguió el 27,5 %. El índice de abstención de esta convocatoria fue muy alto
(55 %) y superó en cinco puntos al que se había registrado en la primera
vuelta, celebrada el 30 de mayo.
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