De penalti, el argentino marcó el gol del
triunfo. Exjugadores colombianos también participaron.
Todo era
murmullos, era expectante, se miraban unos a otros, se preguntaban en qué
momento aparecería, hasta que de uno de los camerinos se dio la presencia
esperada: Diego Maradona salió a la cancha con una camiseta blanca que lo
identificaba como jugador de Estrellas de la Paz, y el alboroto fue
indescriptible.
Mientras
sucedía eso se soltaron mil globos de color blanco al aire como un símbolo de
la paz.
Ya en la
cancha, con el inicio del partido (con una duración de 50 minutos, 25 por cada
tiempo), no hubo reproches, todo fue aplausos; no importaba qué equipo atacara,
todo era efusividad. No eran ‘bloppers’, era tiempo para hacer reír. Así fue el
partido ‘Un gol por la paz’, en el que el astro argentino Diego Maradona fue el
gran protagonista: cada que se aproximaba hacia las tribunas, el grito de “Oe
oe oe oe, Diego, Diego” era unísono, y el argentino trataba de responder con
alguna jugada de lujo.
En las
tribunas alentaban a los equipos y había exclamaciones para cada uno de los
jugadores; los favoritos de los aficionados fueron Faustino Asprilla y Fredy
Rincón, a quienes coreaban con insistencia.
“Ya no soy el
mismo de hace 20 años, pero traté de hacer lo mejor”, dijo el ‘Tino’ con su
tradicional tono de voz y el humor que lo caracteriza.
En la cancha,
todos buscaban a Maradona, quien con su uniforme blanco y el ‘10’ estampado en
la espalda tenía un brillo único en el estadio de Techo, que le dio una fiesta
a los habitantes del barrio Kennedy que colmaron las tribunas.
Hubo tiempo
hasta para que Ricardo Lunari, entrenador de Millonarios y quien jugó unos
minutos, recibiera consejos de los aficionados para los próximos partidos.
Los Astros de
la Paz, el equipo que tenía los colores de la bandera bogotana, fue el primero
en anotar, con un exfutbolista muy conocido para la afición capitalina,
Fredy León.
Y en los
minutos finales, cuando había quienes se lamentaban porque perdía el equipo de
Maradona, se les dio la oportunidad de gritar gol en dos ocasiones para las
Estrellas por la Paz, primero con Sergio Galván Rey, para el 1-1, y después con
la anotación que todos esperaban, la de Diego, quien, de penalti, se encargó de
anotar el 2-1. Lo ejecutó con sutileza, a ras de piso, ajustado al palo. Ese
fue el final del partido, mientras todos abrazaban al argentino.
Tras el pito
final hubo algarabía, como si hubiera sido un título, y así lo vivió Maradona,
quien, mientras escuchaba una de las tantas canciones dedicadas a él y se
agitaban pancartas en su honor, daba la vuelta olímpica recibiendo miles de
ovaciones.
Juan Pablo
Ángel, un exRiver, hizo parte del equipo del confeso hincha de Boca Juniors, y
juntos intentaron una que otra jugada para la diversión del público.
“Esto debe ser
el fútbol, una fiesta en la que todos estemos incluidos”, dijo el exfutbolista
antioqueño, quien agradeció la masiva presencia.
Cada uno de
los jugadores que tomó parte del compromiso firmó tres balones, que serán el
símbolo de este encuentro por la paz. Uno de ellos llegará a La Habana, ciudad
en la que Piedad Córdoba, una de las gestoras de la actividad, tiene pensado
desarrollar otro partido.
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