El caso de un venezolano
capturado por hurto calificado y que suma tres meses recluido en uno de los
calabozos de las estaciones de Policía Metropolitana de Cúcuta es el más
antiguo de una numerosa lista de extranjeros que tiene desbordada la capacidad
de detenidos en estos centros de retención transitoria.
Una visita adelantada por
integrantes del área de Derechos Humanos de la Personería de la capital de
Norte de Santander comprobó que los procesos en los que se define la situación
judicial de los extranjeros, sindicados por algún delito, tardan varios meses,
lo cual podría generar un colapso que empeore las condiciones de estos lugares
de aprehensión y del sistema penitenciario de la ciudad fronteriza.
La solución que se ha
tomado, según denuncias de los organismos de control, es la de enviar a los
colombianos a la cárcel sin contar con una condena o una audiencia cercana para
dar espacio a los extranjeros que han cometido algún delito en la ciudad, lo
cual preocupa a las autoridades, ya que tanto las estaciones como la cárcel
están llegando a un límite que se debe controlar de inmediato.
“Preocupa este número de
individuos en situación migratoria irregular en las estaciones de Policía, pues
nadie puede recibir a estas personas que comisionan una conducta punible.
Mientras esto se resuelve, le quitan radio de acción a la autoridad y debilitan
todo un sistema del que depende la ciudadanía para controlar a los
delincuentes; esto debe ser revisado”, aseguró Óscar Dimas, del área de
Derechos Humanos del Ministerio Público.
En el mismo sentido, el
funcionario aseguró que este volumen de detenidos rebasa el cupo diario de
cinco presos que en promedio acepta la cárcel La Modelo de Cúcuta desde el año
2015, cuando entró en vigor la decisión de la Corte Constitucional del
equilibro decreciente, la cual ordena que nuevos internos solo puedan llegar
cuando otros ya hayan dejado el penal.
La medida contempla el
control del hacinamiento en cárceles como la de Cúcuta, en donde este llega al
151 por ciento, con 3.837 reos.
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