María desea comprar comida
a precios subsidiados. Tony vive en la calle y sueña con una vivienda. El
gobierno venezolano promete que las tendrán con el nuevo "Carnet de la Patria",
tarjeta electrónica que sus críticos señalan como un moderno mecanismo de
control social.
Miles de personas hacen
filas desde la madrugada del viernes en las principales ciudades de Venezuela
para recibir el carné, que será requisito para beneficiarse de los programas
sociales estatales, en momentos de grave crisis.
Según el presidente
Nicolás Maduro, el documento, con tecnología china, traerá "una profunda
revolución" y reorganizará los programas de vivienda y el sistema de los
Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), grupos comunales que
distribuyen bolsas de comida a precios bajos en zonas populares.
"Va a ayudar mucho al
pueblo (...). Estoy en situación de calle y estoy esperando por un apartamento
o algo habitable", dijo a la AFP Tony Hernández, quien a sus 45 años está
terminando la secundaria con un programa de estudio que promueve el gobierno.
Tony duerme en parques
públicos, la orilla de portones o donde pueda, y pone su esperanza en una de
las banderas del chavismo: la "Misión Vivienda".
Creado en 2011 para
construir apartamentos y casas, ese programa, de acuerdo con Maduro, entregó
1.400.000 viviendas, cifra puesta en duda por opositores y especialistas.
En fila en la Plaza
Bolívar de Caracas, Tony estaba rodeado de gente que pide ayuda al gobierno,
angustiada por una inflación que el FMI proyecta en 1.660% para este año y una
severa escasez de alimentos y medicinas.
La crisis golpea la
popularidad de Maduro, cuya gestión -indican encuestas- es rechazada por ocho
de cada diez venezolanos. Pero el presidente confía en que los venezolanos
valorarán iniciativas como los CLAP, aunque muchos se quejan de que las bolsas
no alcanzan para todo el mes y llegan irregularmente.
María Durán, residente de
la barriada del 23 de Enero (oeste de Caracas), llegó a la céntrica plaza a las
dos de la mañana porque, dice, espera seguir recibiendo los CLAP.
"Vine a buscar el
carné porque soy chavista y madurista", expresó la mujer, ataviada con una
camiseta estampada con el rostro del expresidente socialista Hugo Chávez
(1999-2013).
Control social
Los nuevos carnés
desataron la polémica. La psicóloga social Colette Capriles los considera un
"mecanismo de control" y piensa que Maduro hace a la ciudadanía
dependiente del Estado para abortar cualquier intento opositor de sacarlo del
poder.
"Vemos una sociedad
en estado de necesidad. Una vieja máxima del socialismo es que debes tener a
las personas en estado de necesidad, pero no tanto como para que sean una
amenaza", señaló a la AFP Capriles.
Para la analista, el
registro puede ser usado "con fines electorales" ahora que el
ambiente empieza a caldearse. La oposición convocó a manifestaciones el lunes
para exigir adelantar las elecciones presidenciales previstas para diciembre de
2018.
En medio de la pugna
política, con un diálogo político suspendido y una fuerte crisis institucional
-con un Parlamento de mayoría opositora y el resto de poderes acusados de
servir al chavismo-, la crisis económica campea.
Dos mujeres de clase
media, estamento mayoritariamente antichavista, conversaban en un ascensor del
edificio donde trabajan, en Chacao, zona acomodada del este de Caracas:
"Voy a ir a sacar el carné, porque estamos en crisis y hay que aprovechar
lo que le den a uno", decía una de ellas.
El ministro para las
Comunas y Movimientos Sociales, Aristóbulo Istúriz, dijo este sábado que el
gobierno se plantea como meta registrar a 15 millones de personas, la mitad de
la población.
El límite para la primera
etapa del registro es el 5 de febrero, según anuncios previos.
"Yo lo sé todo"
Maduro asegura que
"todo el mundo tiene que sacarse el Carnet de la Patria", porque
ayudará a combatir la corrupción y "saber quién está beneficiado" por
las misiones.
"Oído a lo que voy a
decir: nos va a permitir capturar a estafadores que hay por ahí. Yo lo sé todo.
Soy como Superman: veo entre las paredes", aseveró, refiriéndose a
denuncias sobre personas que se hacen pasar por miembros de los CLAP y cobran
por unas bolsas que nunca entregan.
La oposición critica que
los planes sociales se desarrollan sin adecuados procesos de control y
auditoría.
Además, dirigentes
opositores como el excandidato presidencial Henrique Capriles tildan como
"un chantaje" al carné. "El futuro no puede ser una bolsa de
comida. El futuro es tener un buen trabajo", expresó.
Pero fieles chavistas como
Wilmer Márquez ven bondades del documento. "Va a ser un filtro para ver
quién se aprovecha de las ayudas con la comida, porque a veces desaparece. Se
van a arreglar las fallas (...). Hay muchos infiltrados", declaró en una
fila caraqueña para gestionarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario