Los hermanos Jaime Alejandro y Camilo Andrés
Blanco Manrique aceptaron
los cargos, tras ser capturados luego de una persecución que culminó en una
casa del barrio Siglo XXI, donde la Policía les encontró armas
y drogas.
Jaime Alejandro, de 28 años, quien
tenía antecedentes por otros delitos, fue
sentenciado a 13 años de prisión por porte ilegal de armas de uso personal y
privativo de las Fuerzas Armadas y tráfico, fabricación o porte
de estupefacientes.
Camilo Andrés, de 20, fue condenado a 9
años por fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios,
partes o municiones.
Los hermanos, nacidos en Cúcuta, fueron
detenidos el 5 de junio de 2014 cuando un ciudadano se acercó afanado a un
grupo de policías, en un puesto de control del barrio San Martín, y los alertó
sobre los ocupantes de un carro que se aproximaba, y quienes lo habían amenazado
con un arma de fuego.
“Ante ello, le dieron la señal de pare
al conductor, quien hizo caso omiso, emprendiendo la huida. Enseguida, los
policías iniciaron la persecución en motocicletas hasta que el vehículo
Chevrolet Optra se detuvo en la calle 4 con avenida 19 de Siglo XXI, donde
descendieron e ingresaron a una vivienda. Uno de ellos llevaba un arma de fuego
en la mano”, señaló la Fiscalía durante la audiencia.
Acto seguido, y por tratarse de una
persecución en flagrancia, los uniformados ingresaron al predio observando
cuando el sujeto que llevaba el arma la arrojó a un pasillo, momento en que uno
de los patrulleros se le lanzó y logró inmovilizarlo, mientras sus compañeros
hacieron lo mismo con el hermano.
El arma arrojada al pasillo era un revólver
Martial, calibre 38. Además, en una habitación hallaron 5 cartuchos, calibre
38; un cartucho, calibre 9 milímetros; un cartucho, calibre 22, y 102
cartuchos, calibre 5.56 con su proveedor.
También
encontraron una subametralladora Mini Uzi con silenciador y bolsas plásticas
con heroína (1.685 gramos).
Los policías procedieron a leerles los
derechos a los capturados, quienes fueron llevados ante el Juzgado Primero
Penal Municipal que legalizó sus detenciones y les impuso medida de
aseguramiento en prisión, sin que se allanaran a los cargos.
Para entonces, el coronel Necton Lincon
Borja Miranda, comandante Operativo de la Policía Metropolitana de Cúcuta,
indicó que los hermanos, al parecer, eran integrantes del Clan Úsuga y que el
sitio donde fueron detenidos funcionaba como un laboratorio urbano y artesanal
para el procesamiento de heroína a pequeña escala.
“Se presume que el narcótico era
producido en el lugar como una fuente de financiación para la banda criminal”,
sostuvo Borja Miranda.
De La O para Sucesos