Luego de que este martes
se conociera por parte de la fiscal general de la República que habían logrado
identificar plenamente a siete de las 12 osamentas humanas, localizadas hace mes y medio en tres fosas del sector Los
Tanques, en La Mulata, Ureña, los familiares de otros jóvenes desaparecidos
desde el año pasado en esa población, esperan
también para ellos pronta respuesta del Estado venezolano, con el
propósito de poner fin a meses de incertidumbre y angustia.
En esta situación se
encontraría Sonia Molina, una dama valenciana, cuyo hijo, Luis Ángel Páez
Molina, de 23 años, también oriundo del estado Carabobo, que por su oficio de
carpintero se trasladó a El Vigía, en el estado Mérida, y luego a Ureña, donde
finalmente desapareció, como si la tierra se lo hubiera tragado.
Vía telefónica, Sonia
contó que hoy jueves su hijo cumplirá un año y un mes de haber desaparecido,
sin dejar rastro, al igual que un amigo de él que lo acompañaba, de quien ella
no tiene mayor información.
Recordó también que el
próximo domingo 28 de junio, Luis Ángel cumplirá 24 años de edad.
“Lo que yo le pido al
Estado venezolano, al presidente Maduro, a la fiscal Luisa Ortega Díaz, es que
se apiaden de nosotros, que nos ayuden a dar con el paradero de todos esos
muchachos que están desaparecidos,
porque nadie nos da razón. Pasa el tiempo y los únicos que nos acordamos de ellos somos nosotros, sus
padres”.
Sonia fue una de las
madres que en mayo pasado, cuando
hallaron las osamentas, se apostó a las puertas de la morgue del Hospital
Central de San Cristóbal, donde “armaban” las osamentas que posteriormente
facilitarían la identificación de cada una de ellas, en Caracas.
Sin embargo, cree que su
viaje al Táchira fue en vano, pues quedaron “en que nos llamarían, pero no lo
han hecho. Sé que a integrantes de otras familias, como a cuatro
o cinco que estuvieron allí, les tomaron muestras de ADN para
compararlas con las de las osamentas, pero a mí y a muchas otras personas, no
lo hicieron”.
Para la madre de Luis
Ángel, ha sido un calvario este más de un año sin saber de él, confiesa: “esto
es muy duro y fuerte para las madres que estamos viviendo esto. No sabemos si
entre esas osamentas que faltan por
identificar, están nuestros hijos; pero si son ellos, queremos que nos den
pruebas de que sí son”.
Aún con fe de que su hijo
esté vivo, pidió que se publicara el
siguiente número telefónico: 04262455412, para quienes pudieran tener alguna
información sobre el paradero de su hijo o de qué le pasó hace 13 meses.
Aprovechó Molina para
informar que otro joven de Valencia, a quien identificó como Richard Olivares, de 23 años, también
desapareció entre el 15 y 19 de abril de 2104,
en Ureña, donde trabajaba conduciendo un camión cisterna de agua
potable. De él tampoco se sabe nada desde hace más de un año.
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