miércoles, 25 de febrero de 2015

De un tiro en la cabeza asesinan a estudiante del colegio Agustín Codazzi

De un tiro en la cabeza fue asesinado un adolescente de 14 años,  estudiante del colegio Agustín Codazzi, durante los disturbios registrados este martes en la mañana en las  adyacencias de la Universidad Católica del Táchira, Ucat, crimen por el que fue aprehendido un funcionario de la Policía Nacional Bolivariano, el cual es señalado,  por  testigos, de haber cometido el crimen.

El lamentable suceso provocó reacciones de toda naturaleza, tanto a nivel estadal como nacional. En San Cristóbal generó  que las  manifestaciones de calle, que desde tempranas horas de la mañana realizaban en la Ucat, se intensificaran y que estudiantes de otras universidades, también salieran  a protestar para deplorar abiertamente el hecho.
Kluiverth Ferney  Roa Núñez, quien en noviembre próximo cumpliría 15 años, estudiaba segundo año en el colegio Agustín Codazzi, pertenecía  al grupo  de Scouts “Cipriano Castro”, de Capacho  y a  la Asociación de Scouts de Venezuela,  y tenía su domicilio en Capacho,  vía Llanitos.

Según testigos, al  parecer, al momento que el joven fue interceptado por un grupo de policías que intentaban controlar el orden público en los alrededores de la Ucat, ni siquiera  estaba participando en los disturbios. 

Aseguran que había  salido del colegio,  en el Pasaje Acueducto con carrera 15, del barrio San Carlos, a escasas dos cuadras de donde fue interceptado, aproximadamente a las 11:40 de la mañana,  por un grupo de uniformados motorizados, en la carrera 13 con calle 15 de la misma barriada, por donde se movilizaba a pie.

Se desconoce qué motivó que aproximadamente unos  20  funcionarios de la PNB, que en pareja se movilizaban en varias motos, interceptaran al adolescente. El hecho es que supuestamente, luego de darle un cachazo  en la cabeza y que cayera boca abajo, le dispararon con un arma de fuego, más tarde identificada por las autoridades como un escopetín.

El perdigonazo ingresó por el occipital y causó graves daños en la cabeza por la distancia tan corta entre el proyectil y la víctima. Mientras el muchacho se desangraba sobre la calzada,  el presunto homicida huyó escoltado por sus compañeros que comenzaron a  lanzar bombas lacrimógenas para dispersar a los curiosos  que indignados los increparon, y que incluso intentaron atrapar al responsable.

Paramédicos de un servicio privado de ambulancia  de la zona inmediatamente acudieron  en auxilio del joven, intentaron  estabilizarlo y reanimarlo mientras lo trasladaban de emergencia al Hospital Central de San Cristóbal, donde a los pocos minutos falleció.

Para el momento del hecho, se dijo que la víctima  no tenía ningún documento que lo identificara, toda vez que  junto a sus libros, los llevaba en el morral que quedó en el lugar donde fue atacado. Más tarde, tras unas fotografías que se publicaron en las redes sociales, un  posible nombre que salió a relucir  y el hecho de que se dijo que tenía en su poder una pañoleta de los Scouts de Capacho, permitió  que su familia  conociera  de la tragedia que acababa de ocurrir.

Poco a poco  se hicieron presentes familiares, amigos, compañeros scouts de Kluiverth, que horrorizados  confirmaron  la fatídica noticia. Hicieron lo mismo representantes del Ministerio Público, de la Zodi-Táchira, funcionarios de Policía del estado Táchira, de la PNB, Guardia Nacional y médicos forenses que confirmaron que un balazo, disparado con escopeta  recortada y a poca distancia,  le quitó la vida al adolescente. Otros,   hasta llegaron a rumorar que había muerto “por un fuerte golpe en la cabeza”, lo que fue contundentemente desmentido en la autopsia.

Erick Roa, padre de Kluiverth, junto a otro de sus hijos, llegó a la morgue del Hospital Central para confirmar lo que tanto temían.  Indignados, pidieron justicia.

— Esta es una pérdida demasiado grande para mí, para mi familia. Era el menor de mis tres hijos. Era un niño, demasiado alto para su edad y por eso hasta pertenecía a la escuela de basquetbol Román  Cárdenas, pero era un niño,  mi niño. Yo creo que con esto que pasó, que está pasando, Venezuela va a reaccionar, va a tener que reaccionar. Y si fue el Gobierno,  eso no va a quedar  así. Hago un llamado a las autoridades para que nos aclaren esto y que caiga que  tenga que cae — expresó  Roa, quien trabaja como fotógrafo en la alcaldía del municipio Cárdenas.

Por su parte Erickson Roa, el hermano mayor de Kluiverth, con fundamentada rabia  contenida, contó inicialmente  cómo se enteraron de lo que le pasó al más pequeño de la familia.

— Me comenzaron  a llegar pines, cadenas, llegó  un nombre parecido al de mi hermano, y ese nombre no es muy común, me preocupé porque el apellido sí era el mismo, llamé a mi mamá, llamé a  mi papá, no lo podía creer, hasta que finalmente tuve que aceptar que habían matado a mi hermano —, dijo.


Al igual que su padre, aseguró que buscará que se haga justicia hasta que el responsable de la muerte de su hermano, pague con todo el peso de la ley.

De La Nación para Sucesos

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