Cuatro de los 10 hombres
implicados en el secuestro y posterior asesinato de la familia Peña Peña fueron
condenados a 8 años, 10 meses y 15 días de prisión, en calidad de cómplices, y
tras aceptar su responsabilidad en los hechos.
Se trata de Alexander Gil
Gélvez, de 36 años, alias El Taxista o Leo, natural de Cúcuta; Jhon Jairo Chona
Fuentes, de 51, alias Petaco; Pedro Rincón Leal, de 43, alias El Barbao, y
William Alberto Vejar Burgos, de 35, alias El Finquero. Los tres últimos
nacidos en Chinácota.
Los hechos se remontan al
mediodía de un lunes primero de octubre de 2012 cuando Nelson Milciades Peña,
comerciante mayorista de papa en Cenabastos, llegaba en una camioneta con su
familia a su finca llamada El Reflejo, en la vereda Urenque (Chinácota).
Se conoció que el grupo de
delincuentes le venía siguiendo el rastro a los Peña un mes atrás y cada uno
desempeñó una función específica en el plagio. Inicialmente fueron tres sujetos
los que sorprendieron al comerciante cuando se bajó del automotor a abrir un
portón de la finca y luego lo obligaron, con armas de fuego, a subirse al mismo
vehículo para secuestrarlo con su esposa Rubiela Peña Castro y su hija Leidy
Jackeline Peña, estudiante de once grado del colegio Sagrados Corazones. En el
sitio dejaron una granada abandonada.
Para entonces, un
investigador del caso señaló que los delincuentes, al servicio de Los
Rastrojos, tomaron la vía a Pamplona y se desviaron a El Diamante, donde
trasbordaron a la familia a otro vehículo.
La camioneta del
comerciante la quemaron en una trocha de la vereda Iscalá Sur.
“Después fueron llevados a
la finca La Bodega o El Porvenir, en el mismo sector de la vereda Urengue, en
donde fueron ultimados en forma violenta y sepultados en una fosa cavada dentro
de ese predio por sus plagiarios, quienes permanecieron en posesión del
inmueble hasta la fecha de su captura, el 6 de febrero de 2013”, señala un
aparte de la investigación.
Las detenciones fueron
efectivas tras los datos aportados por un informante al Grupo Gaula, quien
delató a cada uno de los integrantes y la participación detallada que tuvieron
en los hechos.
Participación
Según consta en el
proceso, estos cuatro hombres actuaron indirectamente como cómplices, lo que
facilitó el plagio de la familia. Según declararon, fueron obligados a hacerlo
y bajo amenazas de muerte contra ellos y sus familias.
En el caso de Gil Gélvez,
quien trabajaba como taxista, se conoció que (junto con otro de los capturados)
ayudó a seguir a Rubiela Peña Castro.
Vejar Burgos, quien vivía
en una finca de la vereda La Colorada (que colindaba con la de Milciades) fue
el encargado de mostrar el camino por donde se podía llegar y sirvió de
‘campanero’ para dar aviso sobre los movimientos de la Policía. Además de
prestar la finca para que pernoctaran algunos de los secuestradores.
Pedro Rincón Leal,
residente y administrador de una finca en la vereda La Colorada, (colindante
con la de Milciades), también mostró un camino de fácil acceso y escape hacia
la propiedad de la víctima.
Chona Fuentes, residente
en la vereda La Colorada, laboraba como transportador informal de pasajeros y
llevó a la familia en un jeep rojo hasta la finca donde finalmente fueron
asesinados.
Por estos hechos, los
cuatro hombres fueron condenados por los delitos de concierto para delinquir
agravado, secuestro simple agravado y tráfico, fabricación o porte de armas de
fuego de uso privativo de las Fuerzas Armadas o explosivos. Un juzgado de
Cúcuta los sentenció sin beneficios de casa por cárcel o suspensión condicional
de la ejecución de la pena.
“Como único beneficio, la
Fiscalía les reconoce un 30 por ciento de rebaja en la pena a imponer, dado que
fueron capturados por orden judicial”, se escuchó durante la diligencia.
El juzgado consideró que
los cuatros hombres aceptaron su responsabilidad al realizar manifestaciones de
culpabilidad preacordadas.
“Debemos mencionar que los
acusados obraron con culpabilidad, pues siendo sujetos imputables y conociendo
de antemano la ilegalidad que representaba atentar contra la seguridad del
Estado, optaron voluntariamente por desplegar dichos comportamientos,
configurándose de tal forma el juicio estatal merecedor de la pena”, señaló el
juzgado en su decisión.
Los demás detenidos
enfrentan procesos por separado.
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