“Mamá, no me vaya a dejar
morir”. Esa fue la última súplica de
Daniel Guillermo Rojas Durán, de 34 años, a su madre, tras recibir al
menos cinco disparos, en la noche del sábado.
Mientras Daniel compartía,
como de costumbre con su papá y un amigo, a las 8:00 de la noche, en la esquina
de la calle 5 con avenida 11 del barrio Carora, dos hombres armados llegaron a
pie hasta el lugar y empezaron a disparar contra la víctima.
Herido, Rojas Durán
alcanzó a correr para intentar salvarse, pero los agresores continuaron
accionando sus armas.
Según se conoció, Rojas y
su padre se sentaron en el lugar del ataque a conversar después de cenar en la
casa de una familiar, en cercanías a la escena del crimen.
“Yo estaba en la casa de
mi mamá cuando oí los disparos y vi cuando mi hijo y el papá salieron
corriendo”, narró la mamá de Daniel Guillermo.
El hombre recibió los
tiros en una pierna, en el abdomen y en un costado, siendo trasladado en un
carro por sus familiares hasta la Unidad Básica de Loma de Bolívar a donde
llegó consciente. Sin embargo, murió por la gravedad de las heridas, minutos
después.
Era comerciante y
constantemente viajaba a Venezuela, pero
por el prolongado cierre de la frontera se dedicó al transporte
informal, en Cúcuta.
Rojas Durán era el mayor
de dos hijos. Era soltero y no tenía hijos.
Su familia lo recordó como
un hombre trabajador, honesto y tranquilo.
Los parientes desconocen
de algún problema o amenaza que pudiera haber generado el homicidio, por lo que
esperan que las autoridades adelanten las investigaciones que permitan
esclarecer este hecho violento.
“Era un muchacho muy sano,
no tenía vicios y se la pasaba trabajando y en la casa, no sé qué pudo haber
pasado”, dijo la mamá de la víctima.
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