¿Cuánto tiempo más durarán
clausurados los puentes binacionales?, se preguntan los tachirenses. Nadie
imaginó que la orden del presidente Nicolás Maduro, que la Fuerza Armada
comenzó a ejecutar el 20 de agosto de 2015, se extendería hasta 300 días y más.
La realidad, cumplido este
número redondo, es que reaparecieron en el paisaje urbano del Táchira las filas
por abastecimiento de gasolina, menos mediáticas en pueblos de la zona norte
como La Fría y La Grita, o en jurisdicciones limítrofes como la vía a Delicias
y Rubio. Ocurre también que las colas por alimentos a precios regulados no han
disminuido su espesor.
Mientras que una mujer
recién falleció en aguas del río Táchira, cuando lo atravesaba para conseguir
una medicina en Cúcuta, la policía de Norte de Santander no deja de reportar
incautaciones de cargamentos de carne de res, víveres y gasolina, todos
venezolanos.
De este lado del río los
pueblos fronterizos viven con economías deprimidas. En un informe reciente, la
Cámara de Integración Económica Venezolano Colombiana (Cavecol) observó que las
exportaciones venezolanas hacia Colombia durante el primer trimestre del 2016
sufrieron una disminución del 30 % respecto al año 2015, al pasar de 76
millones de dólares en 2015 a 53 millones en 2016.
En otro comunicado,
Cavecol evaluó que el cierre de la frontera terrestre “ha sido ineficaz para
solucionar los problemas de contrabando de extracción, paramilitarismo y otros
delitos”, antes alegados para justificar el cierre. La cámara solicitó por
escrito fórmulas de diálogo con José Vielma Mora y los demás gobernadores de
estados fronterizos.
Pero, ¿cómo el pueblo del
Táchira llegó a completar 300 días de frontera cerrada? El siguiente es un
repaso cronológico que refresca cinco hitos fundamentales de esta historia:
1. Agosto 2015 – diciembre
2015: los estados de excepción. El abordaje militar a “La Invasión”, en San
Antonio, desató una ola de deportaciones y abandonos. El Gobierno anunció la
captura de paramilitares y enarboló la bandera de la defensa de la patria, al
ejecutar por primera vez en la historia de la Constitución la figura del estado
de excepción, en 30 % del territorio tachirense. La medida de 120 días rigió
hasta finales de diciembre.
2. Septiembre 2015: el
diálogo que se enfrió. Siete acuerdos establecieron en Quito, Ecuador, las
comisiones diplomáticas de Venezuela y Colombia, a la cabeza de Nicolás Maduro
y Juan Manuel Santos. Se comprometieron a una “progresiva normalización de la
situación” y a conformar un equipo de ministros para tratar en conjunto los
temas más álgidos. La opinión pública no ha vuelto a conocer de nuevas
reuniones bilaterales.
3. Febrero 2016: licencia
de paso por unas horas. La tarde del 27 de febrero cientos de camiones varados
a ambos lados de la raya limítrofe pudieron volver a su país de origen. Lo que
en principio se interpretó como antesala de una reapertura definitiva, luego
devino en acciones de reciprocidad de parte de Colombia: el país vecino anunció
que seguirá deportando a venezolanos sin papeles, al tiempo que militarizaron
su lado fronterizo.
4. Marzo 2016 – mayo 2016:
los variados anuncios de reapertura. El Legislativo conformó una comisión
especial para una “reapertura paulatina”. El gobernador Vielma Mora ha
advertido que esa reapertura debe darse con condiciones previas, también ha
asomado que se pueda abrir por horas diurnas y de forma peatonal y hasta ha
anunciado puntos de cuenta en Miraflores y agendas binacionales con autoridades
del Norte de Santander.
5. Junio 2016: lo último.
Que el poder político reconozca que al Táchira llegan 100 gandolas de más, esto
es, 3,5 millones de litros de combustible en exceso cada mes, es señal de que
el contrabando sigue. El pueblo denuncia que militares les “cobran peaje” para
dejarlos pasar con o sin mercancía. Que una mujer que buscaba medicinas haya
fallecido en el río Táchira el 11 de junio ratifica que Colombia está siendo un
salvavidas ante la escasez de fármacos aquí.
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