El ataúd con el cadáver de
un menor de 17 años permanece en la pequeña sala-comedor de una de las
viviendas de la urbanización San Fernando del Rodeo, a pocos metros del Anillo
Vial Occidental. Se trata del muchacho sin identificar que fue encontrado
degollado y atado de pies y manos el sábado en el kilómetro 8 de Los Patios, en
una vía que apenas se construye y que comunica con el corregimiento de San
Pedro, Cúcuta.
Es velado en un sector de
casas de interés prioritario, entregadas a familias de extrema pobreza. De una
de esas modestas residencias salió el miércoles de la semana pasada asegurando
a sus seres queridos que volvería pronto, pero jamás regresó.
Su rastro desapareció
definitivamente a las 5:30 de la tarde, cuando, por última vez, le contestó el
teléfono a sus parientes insistiendo que pronto regresaría a casa. “Ya voy para
allá, ya voy para allá”, manifestó.
El joven, según sus
allegados, no entregó un solo detalle de su paradero vía telefónica. 30 minutos
más tarde una grabación alertaba que las llamadas ingresaban a correo de voz.
“Seguimos llamándolo y el
jueves nos contestaban. Sin embargo, nadie hablaba”, relató la mamá del menor.
La mujer sostiene que
desconoce qué pasó entre la noche del miércoles y la mañana del sábado, cuando
fue encontrado el cadáver en medio de un rastrojo, a un costado de una
carretera.
Investigadores de la
Policía, tras hallarlo, sostuvieron que llevaba unas siete horas de muerto.
“No sabemos si tenía
amenazas o problemas personales”, precisó la mamá, sin mostrarse muy segura de
lo afirmado.
Tal vez, hasta ella, sabe
que no es casualidad de la vida que a una persona le amarren sus manos con
cuerda, le aten sus pies con alambre, lo degüellen y lo apuñalen en el abdomen.
Teniendo clara esta
realidad, aun así, el crimen será un misterio hasta que lo aclaren las
autoridades.
De La Opinión para Periódico Sucesos
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