Juan Carlos Rojas Sánchez
salió de su casa, el pasado sábado, en el barrio Montevideo y como solía
hacerlo con frecuencia se sentó en la esquina de la calle 20A con carrera 11B,
del barrio La Esperanza (Villa del Rosario), a dialogar con sus amigos.
Esa noche, muy cerca, en
una cancha deportiva se llevaba a cabo un bazar y disfrutaban de la
música.
Pero, hacia las 8:30 de la
noche, cuando la actividad llegaba a su fin, sonaron, inesperadamente, varios
disparos.
Las personas asustadas
corrieron a ver qué había pasado, encontrando a Rojas, de 27 años, tendido en
la mitad de la vía y sin signos vitales.
Según testigos, Juan
Carlos estaba parado cuando llegaron dos hombres en una moto azul. Enseguida,
el parrillero sacó un arma y lo baleó en repetidas oportunidades.
Después de que la víctima
cayó muerta, los motorizados aceleraron y desaparecieron por una de las calles
que los comunicaba con el barrio Antonio Nariño.
Algunas de los conocidos
que acompañaban a Rojas intentaron auxiliarlo, pero nada pudieron hacer por
ayudarlo, puesto que las heridas fueron mortales.
El hecho provocó que los
ánimos se alteraran en el lugar y cuando una patrulla de la Policía
Metropolitana (Mecuc) llegó al sitio fue agredida verbalmente por varias personas
del sector que estaban con la víctima.
Hasta que la situación se
calmó, el Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía llegó al lugar y
efectuó la inspección judicial del cadáver, que fue tapado con una sábana y una
bandera rojo y negra del Cúcuta Deportivo.
Durante la diligencia
judicial, el CTI halló varias vainillas de las balas disparadas contra el
hombre, de quien se conoció que era hincha fiel del once motilón.
Las autoridades
encontraron que Juan Carlos presentaba anotaciones por hurto calificado y que
hace seis meses había salido de prisión.
Un familiar le aseguró a
las autoridades que Rojas Sánchez le contó a una tía que hace 15 días lo
amenazaron, pero hasta ahora es desconocida la procedencia de la misma. El caso
es materia de investigación.
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