El alcalde de Villa del
Rosario Carlos Julio Socha Hernandez afirmó que es muy complicado acabar con
esta situación dado que es una actividad que existe desde hace décadas.
Para él burgomaestre solo hay una opción, al
menos por ahora: dejarlos trabajar mientras se consolida la reconversión
laboral.
Por eso, en una reunión
que se efectuó ayer con los pimpineros de la zona, se concluyó que hay dos
alternativas para pasar de la ilegalidad a la formalidad.
La primera, que se
aprovechen los 1.500 millones de pesos que, según dijo, actualmente se recaudan
por la venta de combustible en el área metropolitana y que se destinen en la
construcción de estaciones de servicio.
Sin embargo, también
propone que se les preste de esta suma 15 millones de pesos para iniciar una
microempresa o un negocio.
La segunda, si lo anterior
no se da, destinar subsidios de 500 mil pesos para que subsistan pero que
simultáneamente se garanticen capacitaciones con el Sena.
Si algo de esto no se
viabiliza, Socha advierte que la situación será incontrolable por la orden de
retirarlos del espacio público sin solucionar su situación económica.
“Si siguen levantándolos
los pimpineros se van a sublevar porque la gente no va a dejar de vender
gasolina sin la reconversión laboral”, dijo. “Si la policía sigue molestando y
tomando estas medidas drásticas vamos a tener delincuentes porque la gente no
va a dejar morir a sus hijos de hambre, la gente delinque por falta de
oportunidades y trabajo. La Policía debe dejarlos trabajar”.
Si bien el alcalde dice
que la ley anticontrabando debe aplicarse, insiste en que esta se debe
flexibilizar en la región, “como se hacía en la época del presidente Uribe”.
De otro lado, pidió al
Sena ampliar su oferta de cupos pues con la cantidad de vendedores de gasolina
será imposible cumplir con oportunidades de emprendimiento, y paralelamente
insistió a los pimpineros para que aprovechen las oportunidades de estudio y
formación que está dejando el cierre de la frontera.
Por su parte, los
pimpineros dijeron estar dispuestos a cambiar de actividad, siempre y cuando la
cooperativa que los asocia, Coomulpinort, presente proyectos a Ecopetrol para
lograr la reconversión.
“Sabemos de un Fondo de
reconversión que maneja Ecopetrol con 56 pesos que se le cobra a cada usuario”,
dijo Luis Torres, pimpinero de La Parada. “Pero si estos recursos no se
destinan a proyectos, no se libra la zona”.
El hombre aseguró que sí
hay voluntad de salir de las calles, pero que se necesitan garantías; de lo contrario, el negocio continuará.
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