miércoles, 31 de mayo de 2017

Con una huella en el casco, autoridades lograron la captura del ‘Mello’

Yorman Jesús Rodríguez Alvarado, de 28 años, jamás imaginó pagar el crimen que cometió en agosto de 2016. Por eso andaba tan tranquilo por las calles de Cúcuta. Pero la suerte no le duró mucho, pues la Sijín logró recopilar las pruebas suficientes para convencer a un juez de que ordenara su captura.

Rodríguez cayó en las manos de la justicia el pasado jueves 18 de mayo, cuando se encontraba arreglando una moto en la avenida 13 entre calles 20 y 21 del barrio Alfonso López.

Ese día, según las autoridades, dos policías de la Sijín llegaron a detenerlo, él intentó escabullirse, forcejeó con los investigadores y pese a que los lanzó al piso, no pudo escapar, pues ellos fueron más ágiles y lo esposaron rápidamente.

Luego de que le dijeron que quedaba detenido por homicidio agravado y fabricación, tráfico y porte de armas de fuego y le leyeron los derechos de capturado, el hombre fue trasladado hacia la Unidad de Reacción Inmediata (URI) de la Fiscalía, donde permaneció unas horas, antes de ser llevado ante un juez, quien lo mandó a la cárcel.

¿Cómo lo vincularon al caso?

Esa fue la primera inquietud que debió venírsele a la cabeza a Yorman Jesús, a quien según la Policía le dicen ‘Mello’. Seguramente, tras nueve meses de haber cometido el hecho, creía haberse burlado de la justicia.

El hombre cometió un grave error ese 2 de agosto de 2016, cuando llegó a cometer un atraco en un restaurante del barrio La Merced y terminó matando al administrador, Linman Bueno Gómez, porque se rehusaba a entregarle la cadena de oro que llevaba puesta. El delincuente le disparó en dos oportunidades a la víctima.

Según lo conocido por las autoridades, Rodríguez llegó en una moto y cuando entró al establecimiento llevaba puesto un casco negro, pensando que eso le ayudaría a que nadie lo identificara.

“Pero en el forcejeo con la víctima, el casco se le cayó y en el afán por escapar, después de que baleó al administrador, no se acordó que (este) se le había quedado, saliendo del restaurante”, contó un investigador que se encargó de las pesquisas.

Añadió que “lo que nos dicen es que él (delincuente) al ver que no llevaba el casco puesto, se tapó la cara con la camisa y se regresó a recuperarlo, pero en ese momento un familiar de la víctima cerró la puerta del local y no permitió que volviera a entrar, por lo que no tuvo de otra que subirse a la moto y huir con la cadena de oro”.

Luego de que el atracador se marchó, familiares y amigos trasladaron hasta un centro asistencial a Linman Bueno, donde minutos más tarde falleció.

Había una huella

El casco fue el elemento clave para que los investigadores de la Sijín encaminaran la investigación y llegaran hasta el responsable.

Cuando el grupo de criminalística llegó a efectuar la inspección judicial, se encontró con un casco negro y sangre. Vainillas no encontraron porque el delincuente portaba un revólver.

Los peritos forenses, al ver el casco, decidieron desarmarlo y extraerle algunas muestras de cabello. También le hicieron una exploración dactiloscópica para buscar alguna huella dactilar que les ayudara a identificar al asesino. Y así fue como al mejor estilo de la serie televisiva CSI (Crime Scene Investigation), los policías, con un polvo especial y una brocha, lograron extraer una pequeña huella que había en la visera.

El rastro dactilar fue enviado al laboratorio de biología forense de la Región 5 de Policía, ubicado en Bucaramanga, para que estableciera a quién pertenecía.

Tres meses después, los investigadores lograron saber que esa huella pertenecía a Yorman Jesús Rodríguez Alvarado.

Uno de los peritos que participó en la investigación contó que durante la exploración al casco lograron extraer dos fragmentos dactilares, de los cuales solo sirvió uno que tenía una parte de la huella. Esa parte fue suficiente para identificar al homicida.

“Los dactiloscopistas trabajamos es con pequeños fragmentos, pues en una escena es muy difícil encontrar una huella completa. Con lo que conseguimos hacemos un dactilograma, que es la forma que hace toda la huella. De lo hallado se extrajeron 10 puntos que coincidieron con los 60 que tiene una muestra dactilar completa. Así llegamos a Yorman”, sostuvo el investigador.

El uniformado explicó que una huella dactilar es la mejor prueba que se puede tener en una escena donde se haya cometido un delito. “Hay principios básicos para el rastreo dactiloscópico. Una huella jamás es similar a otra y tampoco se puede alterar o modificar, por eso una prueba como estas nadie la puede controvertir. Eso es como cuando se halla una muestra de sangre, la genética nunca miente (…) Cuando se tiene la muestra dactilar, se envía al Centro de Consulta Técnica de la Registraduría y de inmediato se sabe la identidad de la persona”, señaló.

Otras pruebas

Una vez la Sijín tuvo la plena identificación por la huella dactilar, buscó a algunos testigos del día del hecho, quienes terminaron corroborando que efectivamente quien cometió el crimen fue Rodríguez Alvarado.

“El miedo que el tipo tenía era que lo reconocieran por un lunar que tiene en la cara, por eso usó el casco, pero cuando se le cayó, quedó al descubierto”, manifestó la Policía.

Además, las autoridades también analizaron algunos videos de la zona y estos también les ayudaron a tener más pruebas contundentes contra el delincuente, que hoy está en prisión.  Según el informe judicial, Rodríguez tiene antecedentes por hurto agravado y calificado, por hechos ocurridos en 2013.

La víctima que mordió a un delincuente

Otro caso particular fue uno ocurrido en el sector de El Pórtico (zona rural de Cúcuta), donde dos sujetos armados llegaron a una finca y le dijeron al dueño que no podía seguir trabajando ahí.

“La víctima, asustada por lo que estaba pasando, les sacó un machete y los golpeó. Los desconocidos le dijeron al señor que lo iban a matar, pero no con disparos, sino asfixiándolo. En ese instante él mordió a uno de los tipos y le arrancó un pedazo de dedo, por lo que terminaron lesionándolo a punta de golpes y tuvo que ser trasladado a un centro asistencial”, indica el reporte policial.

Cuando los investigadores llegaron al hospital y la víctima les contó lo sucedido, decidieron hablar con la familia para pedirle que buscara ese pedazo de dedo, porque serviría para identificar a los agresores. Esa muestra debía ser guardada en Isodine.

“Dos días después las personas llamaron al investigador y le dijeron que habían encontrado la falange, que estaba llena de hormigas. La echaron en un frasco con Isodine y la metieron al congelador”.

Una semana después el dactiloscopista recibió la muestra, la lavó, la hidrató y luego de hacerle un tratamiento de pulpejos, extrajo la huella que luego sirvió para identificar a uno de los responsables del hecho, quien hoy es buscado.

Más casos resueltos por huellas

En los últimos tres años la Sijín ha logrado esclarecer cerca de 10 casos, entre homicidios y hurtos, gracias a las huellas dactilares que han encontrado en los sitios donde estos han ocurrido.

“Son casos que han sido muy sonados en la ciudad. Además, el esfuerzo que le ponemos es lo que más nos ayuda a resolverlos y saber quiénes son los responsables”, sostuvo la Policía.

Algunos de esos casos donde las huellas han ayudado a identificar a los responsables son:

El robo a la casa de Juan Fernando Cristo, exministro del Interior, ubicada en la vía a la vereda El Pórtico, de Cúcuta.

La captura de un integrante de la banda Los Toyoteros, dedicado al hurto de vehículos de la marca Toyota.

La identificación de un violador en serie, el cual fue capturado.

Otro caso tuvo que ver con un doble homicidio. El sicario dejó un rastro dactilar en un tanque de la moto, la cual abandonó cerca a la escena del crimen.





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