Yorman Jesús Rodríguez
Alvarado, de 28 años, jamás imaginó pagar el crimen que cometió en agosto de
2016. Por eso andaba tan tranquilo por las calles de Cúcuta. Pero la suerte no
le duró mucho, pues la Sijín logró recopilar las pruebas suficientes para
convencer a un juez de que ordenara su captura.
Rodríguez cayó en las
manos de la justicia el pasado jueves 18 de mayo, cuando se encontraba
arreglando una moto en la avenida 13 entre calles 20 y 21 del barrio Alfonso
López.
Ese día, según las
autoridades, dos policías de la Sijín llegaron a detenerlo, él intentó
escabullirse, forcejeó con los investigadores y pese a que los lanzó al piso,
no pudo escapar, pues ellos fueron más ágiles y lo esposaron rápidamente.
Luego de que le dijeron
que quedaba detenido por homicidio agravado y fabricación, tráfico y porte de
armas de fuego y le leyeron los derechos de capturado, el hombre fue trasladado
hacia la Unidad de Reacción Inmediata (URI) de la Fiscalía, donde permaneció
unas horas, antes de ser llevado ante un juez, quien lo mandó a la cárcel.
¿Cómo lo vincularon al
caso?
Esa fue la primera
inquietud que debió venírsele a la cabeza a Yorman Jesús, a quien según la
Policía le dicen ‘Mello’. Seguramente, tras nueve meses de haber cometido el
hecho, creía haberse burlado de la justicia.
El hombre cometió un grave
error ese 2 de agosto de 2016, cuando llegó a cometer un atraco en un
restaurante del barrio La Merced y terminó matando al administrador, Linman
Bueno Gómez, porque se rehusaba a entregarle la cadena de oro que llevaba
puesta. El delincuente le disparó en dos oportunidades a la víctima.
Según lo conocido por las
autoridades, Rodríguez llegó en una moto y cuando entró al establecimiento
llevaba puesto un casco negro, pensando que eso le ayudaría a que nadie lo
identificara.
“Pero en el forcejeo con
la víctima, el casco se le cayó y en el afán por escapar, después de que baleó
al administrador, no se acordó que (este) se le había quedado, saliendo del
restaurante”, contó un investigador que se encargó de las pesquisas.
Añadió que “lo que nos
dicen es que él (delincuente) al ver que no llevaba el casco puesto, se tapó la
cara con la camisa y se regresó a recuperarlo, pero en ese momento un familiar
de la víctima cerró la puerta del local y no permitió que volviera a entrar,
por lo que no tuvo de otra que subirse a la moto y huir con la cadena de oro”.
Luego de que el atracador
se marchó, familiares y amigos trasladaron hasta un centro asistencial a Linman
Bueno, donde minutos más tarde falleció.
Había una huella
El casco fue el elemento
clave para que los investigadores de la Sijín encaminaran la investigación y
llegaran hasta el responsable.
Cuando el grupo de
criminalística llegó a efectuar la inspección judicial, se encontró con un casco
negro y sangre. Vainillas no encontraron porque el delincuente portaba un
revólver.
Los peritos forenses, al
ver el casco, decidieron desarmarlo y extraerle algunas muestras de cabello.
También le hicieron una exploración dactiloscópica para buscar alguna huella
dactilar que les ayudara a identificar al asesino. Y así fue como al mejor
estilo de la serie televisiva CSI (Crime Scene Investigation), los policías,
con un polvo especial y una brocha, lograron extraer una pequeña huella que
había en la visera.
El rastro dactilar fue
enviado al laboratorio de biología forense de la Región 5 de Policía, ubicado
en Bucaramanga, para que estableciera a quién pertenecía.
Tres meses después, los
investigadores lograron saber que esa huella pertenecía a Yorman Jesús
Rodríguez Alvarado.
Uno de los peritos que
participó en la investigación contó que durante la exploración al casco
lograron extraer dos fragmentos dactilares, de los cuales solo sirvió uno que
tenía una parte de la huella. Esa parte fue suficiente para identificar al
homicida.
“Los dactiloscopistas
trabajamos es con pequeños fragmentos, pues en una escena es muy difícil
encontrar una huella completa. Con lo que conseguimos hacemos un dactilograma,
que es la forma que hace toda la huella. De lo hallado se extrajeron 10 puntos que
coincidieron con los 60 que tiene una muestra dactilar completa. Así llegamos a
Yorman”, sostuvo el investigador.
El uniformado explicó que
una huella dactilar es la mejor prueba que se puede tener en una escena donde
se haya cometido un delito. “Hay principios básicos para el rastreo
dactiloscópico. Una huella jamás es similar a otra y tampoco se puede alterar o
modificar, por eso una prueba como estas nadie la puede controvertir. Eso es
como cuando se halla una muestra de sangre, la genética nunca miente (…) Cuando
se tiene la muestra dactilar, se envía al Centro de Consulta Técnica de la
Registraduría y de inmediato se sabe la identidad de la persona”, señaló.
Otras pruebas
Una vez la Sijín tuvo la
plena identificación por la huella dactilar, buscó a algunos testigos del día
del hecho, quienes terminaron corroborando que efectivamente quien cometió el
crimen fue Rodríguez Alvarado.
“El miedo que el tipo
tenía era que lo reconocieran por un lunar que tiene en la cara, por eso usó el
casco, pero cuando se le cayó, quedó al descubierto”, manifestó la Policía.
Además, las autoridades
también analizaron algunos videos de la zona y estos también les ayudaron a
tener más pruebas contundentes contra el delincuente, que hoy está en
prisión. Según el informe judicial,
Rodríguez tiene antecedentes por hurto agravado y calificado, por hechos
ocurridos en 2013.
La víctima que mordió a un
delincuente
Otro caso particular fue
uno ocurrido en el sector de El Pórtico (zona rural de Cúcuta), donde dos
sujetos armados llegaron a una finca y le dijeron al dueño que no podía seguir
trabajando ahí.
“La víctima, asustada por
lo que estaba pasando, les sacó un machete y los golpeó. Los desconocidos le
dijeron al señor que lo iban a matar, pero no con disparos, sino asfixiándolo.
En ese instante él mordió a uno de los tipos y le arrancó un pedazo de dedo,
por lo que terminaron lesionándolo a punta de golpes y tuvo que ser trasladado
a un centro asistencial”, indica el reporte policial.
Cuando los investigadores
llegaron al hospital y la víctima les contó lo sucedido, decidieron hablar con
la familia para pedirle que buscara ese pedazo de dedo, porque serviría para
identificar a los agresores. Esa muestra debía ser guardada en Isodine.
“Dos días después las
personas llamaron al investigador y le dijeron que habían encontrado la
falange, que estaba llena de hormigas. La echaron en un frasco con Isodine y la
metieron al congelador”.
Una semana después el
dactiloscopista recibió la muestra, la lavó, la hidrató y luego de hacerle un
tratamiento de pulpejos, extrajo la huella que luego sirvió para identificar a
uno de los responsables del hecho, quien hoy es buscado.
Más casos resueltos por
huellas
En los últimos tres años
la Sijín ha logrado esclarecer cerca de 10 casos, entre homicidios y hurtos,
gracias a las huellas dactilares que han encontrado en los sitios donde estos
han ocurrido.
“Son casos que han sido
muy sonados en la ciudad. Además, el esfuerzo que le ponemos es lo que más nos
ayuda a resolverlos y saber quiénes son los responsables”, sostuvo la Policía.
Algunos de esos casos
donde las huellas han ayudado a identificar a los responsables son:
El robo a la casa de Juan
Fernando Cristo, exministro del Interior, ubicada en la vía a la vereda El
Pórtico, de Cúcuta.
La captura de un
integrante de la banda Los Toyoteros, dedicado al hurto de vehículos de la
marca Toyota.
La identificación de un
violador en serie, el cual fue capturado.
Otro caso tuvo que ver con
un doble homicidio. El sicario dejó un rastro dactilar en un tanque de la moto,
la cual abandonó cerca a la escena del crimen.
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